¿CUENTA HASTA DIEZ? ¿EN SERIO?

Se necesita apoyar a las mujeres que viven violencia para denunciar, darles alternativas.

Katia D'Artigues
Columnas
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No sé usted, querido lector, lectora, pero ya conté hasta diez, hasta 20 y hasta 100 y sigo sin tranquilizarme. No puedo sacar “la bandera blanca de la paz” en mi conciencia y dejar de estar enojada por ese comercial insensible que sacó el gobierno mexicano sobre la documentada e inaceptable violencia intrafamiliar que vivimos en este tiempo en el país y que se ha recrudecido en encierro por la pandemia.

Como nunca está de más citar las cifras, lo hago.

La violencia la viven más las mujeres y las niñas.

En esta emergencia sanitaria ya se contabilizan once mujeres asesinadas al día por ser mujeres (una más cada 24 horas que hace tan solo el 8 de marzo, cuando muchas mujeres marchamos para visibilizar esta situación que apremia; dos más que hace tan solo un año, cuando eran nueve).

Las llamadas de emergencia para denunciar violencia intrafamiliar aumentaron 46% en abril. Y es el mes más alto desde 2016. De acuerdo con un reporte del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública durante ese mes se registraron 26 mil 171 llamadas de emergencia relacionadas con actos de violencia contra las mujeres. Y ya son 67 mil 81 llamadas solo en los primeros tres meses del año.

Son las mujeres las que en este contexto están entre la espada y la pared, la verdad. Si estás en tu casa encerrada con tu agresor corres más peligro. Si decides salir a buscar apoyo —y es aún más complicado si tienes hijos u otros familiares que poner a salvo junto contigo— corres el peligro de contagiarte de Covid, quedarte sin recursos económicos si es que dependes del agresor y sin la certeza de poder recibir un apoyo porque los albergues para recibir a mujeres tienen más demanda que nunca.

Autopsia de un comercial fallido

¿Vio el video que lanzaron, orgullosos, Jesús Ramírez Cuevas y Olga Sánchez Cordero? Si no, le hago un resumen ejecutivo con comentarios: en primer lugar se muestra un hombre mayor que tira un plato y lo rompe. Es una mujer la que parece que grita “¡Papá!” y luego recuerda que hay que contar hasta diez y respirar. Mmm. Perdón pero, ¿no son las mujeres las más agredidas? ¿Cómo por qué estereotipar a quien por lo general es víctima como creadora de violencia?

En otra escena hay dos jóvenes que son pareja. Uno pone algo en un aparato electrónico que molesta al otro y ya está a punto de gritar cuando recuerda que hay que contar hasta diez. Digo, bien por la inclusión de una pareja homosexual, pero fuera de ello, mmm.

Y la escena final son niños que hacen ruido y el adulto mayor inicial ya está por decir algo cuando recuerda que hay que respirar y ya.

Al final todos sacan “la bandera blanca de la paz”, sonrientes y todos felices.

¡Ay, por qué no lo habíamos pensado antes!, ¡qué mensos y mensas todas! ¡Era tan sencillo como contar hasta diez y respirar. Bueno, esto último no lo dijo nadie nunca.

Este spot es un refrito de una campaña que en los noventa se hizo por parte de una televisora para evitar la violencia hacia niños, niñas y adolescentes de parte de sus padres, y es un insulto para como están las cosas, la verdad.

Se podría contar hasta el último dígito conocido de Pi, que es, hasta donde sabemos, infinito, sin arreglar nada. Lo que sí se necesita se llama políticas públicas, dos palabras que esta administración malmira con desdén y no parece comprender.

Se necesita apoyar a las mujeres que viven violencia para denunciar, darles alternativas. Se necesita combatir la indiferencia del resto de la población, que cuando se entere de violencias también las denuncie. Hacer políticas públicas: dos palabras que este gobierno parece no comprender del todo.

Ah y también estaría bien contratar a alguien que haga la campaña de manera profesional. Hasta donde sabemos el vocero presidencial, Jesús Ramírez Cuevas, se ufana de no usar a ninguno porque sus ideas, ya lo vimos, son buenísimas.

Estoy segura de que publicistas de México se hubieran prestado hasta pro bono para hacer algo decente. Mínimo Epigmenio Ibarra, caray, que comprende el tema.

Y le puse a la cabeza de descanso “autopsia” porque el comercial, afortunadamente, ya murió, pero queda en los anales de las peores ideas de la 4T. ¿Lo habrá visto, siquiera, Nadine Gasman?