LA IMPOSIBILIDAD DE HABLAR Y ESCUCHAR: ¿YA TIRAMOS LA TOALLA?

La ignorancia crea odio.

Katia D'Artigues
Columnas
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Daryl Davis es un hombre afroamericano nacido en una familia cuyos padres pertenecieron al servicio diplomático de Estados Unidos, lo que lo llevó a vivir por todo el mundo y conocer la diversidad de religiones y razas desde niño. A sus 60 y pocos años es además pianista de formación y apasionado del jazz. Ha tocado con Chuck Berry, Jerry Lee Lewis, el gran BB King. Pero no quiero escribir por eso de él sino por sus experiencias de entablar conversaciones —¡hasta hacer amistades!— con miembros del grupo supremacista blanco Ku Klux Klan (KKK). Ha logrado que más de 200 integrantes dejen sus túnicas y puntos de vista sobre la superioridad de una raza en 157 países de los cinco continentes.

Esta semana, en mi cuota de pódcasts, me topé con una entrevista que le hicieron a Davis en un programa que se llama Untangle. Mindfulness for Curious Humans (“Desenredar. Atención plena para humanos curiosos”) y me gusta mucho. En las últimas semanas, por cierto, hicieron especiales de cómo lidiar con el estrés y la incertidumbre que produjeron (y se puede decir aún en presente: producen) las elecciones polarizadas en EU.

Han sido los 50 minutos mejor invertidos de mi tiempo en los últimos años. Me han abierto los ojos a otras lecturas y reflexiones similares sobre construcción de la paz. No sé usted pero esto de la imposibilidad de conversar con personas que —muchas veces solo en apariencia, aunque también en el fondo— no comparten nuestras mismas creencias es un mal generalizado en el mundo y, claro, también en México.

En la conversación pública que en estos años está “moderada” (es un decir) por redes sociales que —lo han dicho sus propios fundadores— en muchos casos favorecen la confrontación que puede darse por una publicación controvertida que tiene más reacciones o comentarios y por lo tanto mayor posibilidad de tener anunciantes, el testimonio de Davis me parece interesantísimo.

Todos queremos cinco cosas

Para Davis no era creíble que alguien lo discriminara por ser “negro”, aunque lo vivió a sus diez años en Estados Unidos previo al asesinato de Martin Luther King, cuando lo agredieron en una marcha scout. Ese fue su primer frontal encuentro con el racismo y lo procesó despacio.

Ya mayor, cuando decidió hacer el primer libro de un afroamericano que entrevista a personas del KKK (“Klan-destine relationships”) cuenta la manera en que se sentó frente a frente con el primer integrante del grupo, un entonces “Gran dragón”, Roger Kelly, a quien hizo que su secretaria —de raza blanca— lo llamara para hacer la cita, que aceptó. Luego preparó todo el ecosistema: bebidas frías en un motel para darle la bienvenida y escoger una habitación a la que había que entrar por un pasillo antes de ver con quién iba a hablar. Aunque Kelly llegó con un guardaespaldas armado, con uniforme de camuflaje y preparado para que al verlo se fuera, no se amilanó y le estrechó la mano (y él respondió). Luego se dedicó varias horas a escuchar —solo escuchar— lo que él tenía que decir sin contradecirlo. Con una Biblia a la mano, ya que el KKK se dice una organización cristiana, por si se ofrecía. Ojo: solo escuchar.

Fue hasta tras varias horas de escuchar, sin intervenir, cuando él, dice, “plantó la semilla” de una relación. Y le contó su historia sobre un hombre afroamericano educado en universidades, pianista, hijo de diplomáticos. Y ya. No todos eran igual. Confrontó así, sin confrontar, el discurso supremacista de que “todos los negros son delincuentes” y muchas cosas más.

¿Cómo pudo escuchar todo esto sin que su “sangre hirviera”? Sencillo: lo dejó hablar y sentirse escuchado aun sabiendo que lo que decía era erróneo o descontextualizado. Pero en este primer encuentro solo hablaría de él.

Es largo para contar aquí pero Davis relata que él cree que todas las personas queremos cinco cosas independientemente de cómo nos vemos: ser amados, ser escuchados, ser respetados, tratados de manera justa y que este trato justo se extienda a nuestras familias.

Una última cita de Davis: “La ignorancia crea temor o miedo (…) Si ese miedo no lo controlas escalará, porque odiamos las cosas que no entendemos y la ignorancia crea odio porque no comprendemos y entonces escala a odio”.

El pódcast puede escucharse en https://soundcloud.com/untangle/daryl-davis-healing-hate-with-friendship.