PARA HACER CALDO DE GALLINA SE NECESITA… UNA GALLINA

“El poder siempre ejerce una atracción importante, ya sea su cercanía o bien el temor a ella”.

Katia D'Artigues
Columnas
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Los seres humanos siempre queremos saber qué va a pasar. Ante la incertidumbre lo mismo recurrimos a religiones que a… encuestas. Pero convengamos algo: para hacer un caldo de gallina, como bien dice el sentido común, primero hay que tener una gallina.

Esta será la última columna que escribiré antes de la cita cívica que tenemos el 6 de junio, donde decidiremos cómo se conforman la Cámara de Diputados, 15 gubernaturas y muchos otros cargos: unos 21 mil.

Si bien todo parece indicar, por diversas encuestas (ejercicios que también han fallado —y mucho— en el pasado) que las elecciones se han cerrado en diversos lados, hay que citar a Yogi Berra, ese jugador icónico del beisbol, también el deporte presidencial favorito: “Nada se acaba hasta que se acaba”.

Esta semana pasada el PRI, PAN y PRD dieron conferencias de prensa para anunciar que harán una coalición legislativa cuando lleguen a la Cámara de Diputados. Firmaron diez puntos en los que están de acuerdo en impulsar… o más bien en frenar.

Se trata de parar —siempre y cuando tengan un tercio de diputados para tener poder de veto y no para legislar en realidad— apuestas importantes del sexenio amloísta, ya anunciadas, tales como la desaparición de los organismos autónomos —que necesitan reformas constitucionales, sobre todo el paso del INE, que tanto trabajo ha costado para regresarlo a Gobernación—, hacer un “análisis colegiado” del presupuesto que depende de esa cámara y no pasar la Ley de Ingresos sin cambio alguno; y luego otros propósitos que —aun cuando suenan bien— tampoco están verdaderamente aterrizados.

¿Y los cómos?

Le pongo dos ejemplos: “Respeto a la sociedad civil, medios de comunicación y promoción de la unidad nacional”. Suena bien, urge, pero ¿cómo? O este otro: “Dignificar y enfocar la labor de las Fuerzas Armadas, cuyas labores marcadas en la Constitución han sido desvirtuadas”. ¿Tratar de regresarlos a los cuarteles cuando parte de estos partidos votaron por la creación de la Guardia Nacional, por ejemplo?

Sí suena a que quieren ser una piedra en el zapato de AMLO. Pero todo dependerá de que, uno, tengan los votos y, dos, permanezcan unidos.

El poder, querido lector, siempre ejerce una atracción importante. Ya sea su cercanía o bien el temor a ella. En este sexenio —no quiero mencionar corrupción porque como dice AMLO ya no existe— está el papel que han jugado la Fiscalía General de la República y la Unidad de Inteligencia Financiera, por decir dos instituciones.
Y bueno, también podríamos pensar —inténtenlo, ande— que hay diputados y diputadas que podrían no estar de acuerdo con la línea de su partido y votar en sentido diferente.

Como sea, litigios habrá, se lo aseguro. Y los y las candidatas y partidos tienen derecho a eso. Las elecciones se pueden anular, vía el Tribunal Electoral, si se prueba, por ejemplo, que se sobrepasaron los gastos de campaña o se atentó contra valores de la votación. ¿Las claras declaraciones del presidente desde la conferencia mañanera se podrían tomar en cuenta ahí?