VIDEOESCÁNDALOS 2.0: UNA QUÍNTUPLE CARAMBOLA

Un hitazo en tiempos electorales.

Katia D'Artigues
Columnas
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Aceptémoslo: ver en un video a cualquiera recibir un montón de fajos de dinero —con o sin ligas o maleta— escandaliza, hiede. A menos que sea porque la persona en cuestión acaba de ganarse la lotería y desafiando todas las reglas antilavado de dinero se lo entregan en efectivo; o bien, uno ve a Rico McPato en caricatura.

De manera independiente a cómo llegue este video a la conversación pública (que importa en términos del debido proceso y a la larga, no cosa menor, sobre si las personas exhibidas que presuntamente cometieron un delito llegarán a pagar por ello) es un hitazo. Y más en tiempos electorales.

¿Tiempos electorales? Sí, creo querido lector, lectora. Aunque el proceso electoral del año que entra —otra vez las elecciones más grandes de la historia— sucederá quién sabe cómo por la pandemia ya todo el o la que quiere se mueve, hace alianzas.

Los partidos están pensando con quién se juntan... o no. Si hace la BOA o al menos alguna serpientilla. El INE podría anunciar pronto que habría hasta ¡cinco! nuevos partidos políticos.

¿Quién gana al exhibir a estos dos personajes, cercanos a dos senadores clave del sexenio pasado supuestamente —esto lo ha dicho hasta el presidente López Obrador, pero falta probarlo en un juzgado— en medio de la discusión por la reforma energética?

¿Quién gana al balconear así a Guillermo Gutiérrez Badillo, hasta hace unos días muy cercano colaborador de Francisco Pancho Domínguez (ahora gobernador de Querétaro, uno de los líderes de los gobernadores panistas críticos a AMLO y además actual presidente de la Conago), y a Rafael Jesús Caraveo, asesor de José Luis Lavalle? Bueno, de entrada, otra opción que busca el poder o que quiere mantenerse en el poder.

Tenemos en video a unos corruptos y, mejor, sabemos gracias a Emilio “N” (aunque todos sabemos que se apellida Lozoya), que los corruptores fueron los jefes del anterior gobierno. Él solo operaba y seguía órdenes de ¿quién más? Pues Luis Videgaray y Enrique Peña Nieto (80% de los mexicanos, según encuesta de El Financiero, quiere que se juzgue al expresidente, por cierto).

Pero es una quíntuple carambola, dirían en el billar:

Es una mina de oro para Morena y AMLO (“nosotros somos diferentes, los demás, todos iguales”).

Es la prueba de que el PRI-AN existe.

Hace ver como —al menos— miope al entonces presidente de la Cámara de Diputados, el luego candidato a la Presidencia Ricardo Anaya (quien ahora querría regresar como diputado plurinominal). No supo ni qué pasaba bajo sus narices en el mejor escenario.

Reivindica una herida de la izquierda: el petróleo es sagrado, nunca debió de tocarse ni una coma a los artículos 25, 26 y 27 de la Constitución. Afrenta histórica a Lázaro Cárdenas (que por algo está en el nuevo logotipo del gobierno). Mismo petróleo que, como en los setenta, nos volverá a sacar del hoyo, jura nuestro presidente por más que muchos “conservadores” (diría él) analistas, bufetes, think tanks de México y del mundo digan que no es el camino.

Supongo que es una dulce ¿venganza? Bueno, quizá la palabra es muy fuerte. Digamos reivindicación, para una persona que justo por los días en que se aprobó la reforma energética sufrió un infarto al miocardio: el mismo López Obrador. El ahora presidente se internó en Médica Sur para un cateterismo el 3 de diciembre y solo nueve días después, el guadalupano 12 de diciembre, se aprobó en la Cámara de Diputados. No tengo sustento científico para decirlo, pero siempre me pareció que un golpe tan importante a la vida del país —desde la óptica de AMLO— tuvo que ver con ese percance cardiaco, literalmente algo que le rompió el corazón. Qué bueno que está bien.

Ahora, ¿querrá realmente procesar este gobierno a Emilio “N” y líderes del pasado? Como canción de Los Panchos: lo dudo, lo dudo. Pero veremos. También la institución presidencial ha acumulado tanto poder que… todo es posible.

Posdatas

Dicen algunos panistas que es ridículo que los quisieran comprar para votar a favor de la reforma energética. Si está hasta en sus estatutos. Ya. ¿Y la condición humana, las ambiciones? ¿Las negociaciones de todo político de “aprueba esto y yo apruebo lo otro”, llamado “pago por evento” en jerga común parlamentaria? ¿A poco habrán encontrado los panistas la vacuna para todo esto?