El pasado martes el presidente de Estados Unidos se enfrentó con gran holgura al Partido Republicano, y a su mismo Partido Demócrata, en una dispareja ceremonia de su discurso a la nación, tradición que cada año se lleva a cabo invariablemente en enero o a principios de febrero desde 1796 en que se creó ese país.
La jornada se veía difícil por la oposición tan grande del Partido Republicano al presidente en materia de seguridad social y medicare, así como en lo que respecta a los programas sociales del gobierno demócrata desde Bill Clinton hasta la fecha, que no ha sido posible retirarlos.
Joe Biden es tartamudo desde joven y por eso no es un gran orador. Muchas veces no termina sus ideas. Sin embargo, logra transportar finalmente sus mensajes. Hay que alabarle esa actitud que le ha permitido a este presidente llegar a los norteamericanos platicándoles constantemente, deteniéndose y dialogando con ellos. Pareciera que este discurso a la clase media y baja norteamericana ha facilitado su comunicación.
Sus dotes de político se vieron realmente en todo su esplendor cuando el mismo Partido Republicano empezó a abuchearlo en pleno informe y él empezó a pararse y a decirles “tengo un borrador donde (dice que) ustedes no quieren ayudar a la gente”. Eso causó molestia en los republicanos y euforia en otros legisladores que lo aplaudieron. Y él, como gran político, les dijo: “No hay problema, mañana les mando un borrador de lo que yo quiero”, dándole vuelta totalmente a la situación.
Coincidir
Nuevamente fue mediador y dirigiéndose a los republicanos les indicó: “Comparto sus puntos de vista, pero piensen que el pueblo norteamericano no puede vivir sin insumos mínimos como internet, una casa digna y un futuro con seguro de vida para sus hijos, que hoy ya no tenemos”.
Ahí todo mundo coincidió con él y dejaron aparte sus diferencias; se unieron a la intención del presidente de proteger a las familias que no cuentan con recursos para ingresar a sus mayores a un hospital, porque el sistema ha colapsado y necesitan reconstruirlo.
Fue un gran mediador cuando, con relación al nuevo presupuesto, lo distribuyó muy bien ciudad por ciudad, tomando en cuenta las peticiones de los dos partidos; como aquella de crear nuevas carreteras, las cuales se requieren urgentemente ya que EU de ser el primer país a nivel mundial en infraestructura pasó al lugar 17 y eso ha sido consecuencia del olvido.
Así también la política y la habilidad que tengan como mediadores los líderes del Congreso, el republicano Kevin McCarthy en la Cámara de representantes y el demócrata Chuck Schumer en el Senado, será de suma importancia para lograr seguir adelante y evitar choques frontales entre todos ellos, porque hay puntos de desacuerdo en los que las partes no pueden ceder.
En la mediación siempre debe estarse viendo a los ojos de los otros, es decir, centrar nuestra atención en qué enfrentan, posiblemente problemas por una deuda, por un hijo o una casa, y buscar respuestas rápidas, sinceras y directas que nos permitan conciliar para lograr lo más importante: la confianza de ellos. Y en consecuencia obtener resultados positivos.
Biden es de esos políticos que buscan conciliar y encontrar en los pequeños detalles los grandes triunfos para las personas.
Un mediador debe buscar siempre entre las partes un punto de acuerdo, que se crea con base en lo que es más importante siempre en todos los asuntos de nuestra vida diaria: la confianza.