La violencia contra las mujeres es y ha sido uno de los grandes problemas sociales, que representa graves violaciones a los derechos humanos y en el que en el día a día se suscitan mayores casos sin tener soluciones viables.
Durante varias décadas tanto la sociedad civil como distintos movimientos de mujeres han logrado incluir en las agendas nacionales e internacionales la erradicación de la violencia contra la mujer y las niñas, pero en su mayoría se quedan desprovistas de prevención, protección, garantía y reparación de sus derechos humanos.
En México los últimos registros por parte del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP) muestran un aumento de 137% en los asesinatos de mujeres, cifra que debería poner al Ejecutivo en estado de atención.
Sin embargo lo único que el presidente de la República hace es poner excusas, señalar a los gobiernos pasados y culpar a sus detractores, cuando ni siquiera han tomado medidas concretas para atender y sosegar la situación de las mujeres.
Hay distintos caminos para lograr mejores resultados y el hecho de que las mujeres estén informadas, conozcan de sus derechos y participen en la vida pública evidentemente abona a construir los derroteros idóneos y establecer las bases para una sociedad consciente de las implicaciones que trae consigo la violencia.
En semanas pasadas, en entrevista a la actual comisionada presidenta del Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI), la maestra Blanca Lilia Ibarra Cadena, le preguntaron sobre las contribuciones que el derecho de acceso a la información tiene para el empoderamiento de las mujeres.
La comisionada presidenta muy puntualmente refirió que las mujeres al estar informadas toman decisiones más efectivas sobre los diversos ámbitos de la vida, como salud, educación y trabajo, entre otros. Como resultado esto permite que las mujeres se desarrollen en plenitud, que tengan independencia, autonomía, que ejerzan y conozcan decisiones cotidianas sobre sus derechos, la participación política y, sobre todo, la protección de los derechos humanos que tanto han sido vulnerados.
Espacios
Las mujeres ya no quieren promesas: quieren soluciones. Están hartas, enojadas no solo con los victimarios sino con las autoridades. Ante ello el gobierno tiene la obligación de ocuparse, pero si el gobierno le resta importancia a la violencia, que ya son hechos evidentes, ¿qué podemos esperar?
Como sociedad seguir trabajando en conjunto, porque en el momento en que nos demos cuenta del poder que tenemos las exigencias pasarán de estar en papel a materializarse. Asimismo visibilizar y buscar que los gobiernos reconozcan públicamente la problemática para elaborar y llevar a cabo políticas y programas sociales contra la violencia hacia las mujeres.
Si se fortalecen sus medios de vida se fomenta un crecimiento económico inclusivo, se ayuda a garantizar las cuestiones familiares, alimentarias y de salud, se acaba con los estereotipos y la impunidad, entre otros factores, habrá un mayor empoderamiento de las mujeres, el cual todos necesitamos.
¿Por qué? Porque las mujeres aportan una verdadera participación en la construcción de las soluciones de manera informada. El derecho a la información, en específico de las mujeres, está consagrado en distintos instrumentos jurídicos tanto internacionales como nacionales, pero necesita de una mayor presencia y, sobre todo, de justicia.
Es importante recalcar que en pleno 2021 la cantidad de información no es lo importante: lo realmente trascendente es la calidad de la misma y lo que se haga con ella.
Respecto de lo anterior traemos a colación una frase del escritor español Fernando Savater que nos hace reflexionar sobre la importancia de este derecho humano a la información: “El problema ya no es recibir información, puesto que hoy todo el mundo tiene más información de la que puede asimilar; el problema es orientarse de manera que la información sirva para algo”. Y ese algo es abrir más espacios y empoderar cada vez más a las mujeres en la participación de la vida pública. Una sociedad más informada es una sociedad más empoderada.