La práctica internacional determina que para la solución pacífica de los conflictos existen dos clases. Por un lado, los medios políticos y diplomáticos, que buscan facilitar el acuerdo entre las partes, los países en conflicto; y, por otro lado, los jurídicos, que son aquellos asuntos que se someten a los tribunales.
En este momento en el conflicto entre Rusia y Ucrania se mantiene una postura que no tiene salida y se convierte en una situación prácticamente inviable que se lleve a cabo por medios jurídicos. Tal es el punto desde que Rusia ha desconocido distintos convenios internacionales y abandonó el Consejo de Europa.
Sanciones por distintos países se han puesto en marcha, pero los intereses, las posiciones continúan arraigadas y no ceden de ninguna manera. Para este tipo de situaciones los medios diplomáticos, tales como la negociación, la mediación o la conciliación, son los mecanismos idóneos para buscar soluciones a esa problemática que afecta al mundo.
La negociación siempre se basa en establecer una estrategia y los tiempos a acordar para manejar esos intereses que, en muchas de las ocasiones, son personales, de uno o unos cuantos, y no de toda la comunidad.
Conforme el tiempo avanza se generan otros problemas, ya estén en primer nivel como las evidentes violaciones a los derechos humanos, pero comienzan estragos por la guerra como pueden ser la producción de la riqueza y a partir de ello todo el intercambio de bienes y servicios que realizan con otras naciones. Verbigracia, los alimentos que pueden producir y son factor importante dentro del comercio exterior con otras naciones de Europa o África. Es decir, las armas químicas que ambos poseen no las van a utilizar porque les conviene más vender sus productos agrícolas.
Concesiones
Con estas consideraciones el mundo tiene en la mira esa guerra y está en espera de que las potencias, así como los líderes internacionales, busquen establecer los medios necesarios para reencontrar el diálogo entre Ucrania y Rusia para la mejor solución del conflicto, en el que al final de todo sus habitantes son los más afectados.
Seguramente el Papa y el secretario general de la ONU serán los que después de la reunión de días pasados se encarguen de llevar a cabo una negociación donde Rusia no sea perjudicada por ninguna parte y Ucrania recupere sus territorios dañados. Todo en pro de los derechos humanos, la paz, la vida digna y, por qué no pensarlo, el medio ambiente sano.
Es importante entender que en una negociación hay recíprocas concesiones: yo cedo y tú cedes para al final buscar la mejor solución del conflicto. En una buena negociación se ceden algunas cosas, pero se ganan otras. Y en este caso se gana la paz del mundo.