El pasado 3 de mayo la Ciudad de México se conmocionó por una lamentable tragedia: un desplome en la Línea 12 del Sistema de Transporte Colectivo Metro (STC), la de más reciente creación. El resultado: 26 personas perdieron la vida y decenas de heridos.
Además de las afectaciones a las personas y familias este suceso causó mayor indignación porque los primeros indicios señalan que el accidente fue producto de la falta de mantenimiento de la estructura, pese a que vecinos de la zona por lo menos hace dos años denunciaban su deterioro. Un hecho que lo convierte en una rotunda negligencia e incompetencia por parte del Gobierno de la Ciudad de México.
El Estado debe ser responsable, hacer una efectiva reparación del daño. El gobierno de Claudia Sheinbaum debe entender que no solo es otorgar una indemnización en dinero a las víctimas y a las familias sino otorgar medidas integrales y transversales a cada persona con la finalidad de que su proyecto de vida no sea truncado: esto representaría una verdadera justicia restaurativa.
Recordemos que desde la consideración del artículo 1 constitucional el Estado tiene la obligación de reparar las violaciones a los derechos humanos a través de diversas medidas, tales como la restitución, la satisfacción, la compensación o las garantías de no repetición.
Después de un año complicado las personas afectadas lo que menos necesitan son excusas: requieren resultados y autoridades preocupadas en la resolución de los problemas, que se les repare el daño y puedan encontrar esa tan reiterada justicia restaurativa que busque beneficiar el ámbito personal y social.
Empatía
En estos momentos no todo gira alrededor de los tiempos electorales y buscar perpetuarse en el poder se centra en encontrar gobernantes sensibles y empáticos con los problemas sociales.
No es idóneo caer en la postura que ha tomado el presidente López Obrador frente al accidente del Metro: una actitud nefasta, desinteresada, poco empática y solidaria con las víctimas, como si no importaran, sin darles una mínima atención. Una de las cosas que debe entender el presidente es que no gobierna para él sino para millones de mexicanos.
A los gobiernos pareciera que solo les interesa trabajar en ciertos contextos, en sus contextos, y lo que está fuera de ello es nulo o se le da una ínfima atención. Incluso resulta de un cinismo total manifestar el presidente en uno de sus informes matutinos que: “No es mi estilo esto de tomarse fotos: eso ya también ¡al carajo! Ese estilo es demagógico, es hipócrita y tiene que ver con el conservadurismo”.
El accidente del Metro no es una cuestión de partidos políticos o votos: es una situación que compete al Estado. El gobierno de la Ciudad de México y Claudia Sheinbaum como gobernante, universitaria y científica, deben ser los primeros en voltear a ver los mecanismos que se tienen al alcance, esos mecanismos alternativos que permitan alcanzar una efectiva aplicación de la justicia restaurativa.
No es concebible que los más afectados sean quienes no tienen las mejores condiciones de vida. Es deber de la jefa de Gobierno ayudar de manera integral a las víctimas y a las familias afectadas.
Reiteramos: no es por un cambio de votos, o como dijo el presidente, para tomarse fotos. No es así. Como autoridades no pueden caer en actitudes egoístas. Es tener un poco de sensibilidad y empatía por los ciudadanos, por las pérdidas humanas, por las familias afectadas, por todos. Demostrar una mínima solidaridad y ayuda no es ser parte del conservadurismo: es mostrar una parte humana que tanto necesitamos en el mundo.
Mientras más pasan los días de gobierno se ve que solo les interesa apoyar a ciertos sectores que son acordes a ellos. Pero qué culpa tenían las personas que utilizaban el Metro a esa hora; qué culpa tienen de truncar su proyecto de vida o la de sus familias por ineptitud y negligencia de autoridades perversas, ambiciosas y mezquinas.
Ante este hecho el sentir social de los mexicanos es un panorama de hartazgo, tristeza y enojo. Por lo menos se espera una justicia restaurativa que permita atender de la mejor manera y hacer más llevaderos esos daños que de cierta medida se puedan reparar, que permita a las personas continuar lo mejor posible sus vidas, y que también el sector social tenga la certidumbre de seguir utilizando el servicio de transporte que es tan necesario.
Como ciudadanos debemos estar conscientes de lo que en nuestro México nos depara. Estamos a semanas de un proceso electoral y ya no podemos seguir con las mismas deficiencias e ineptitudes. Es momento de pensar y repensar nuestros votos y hacia dónde nos dirigimos.