Reglamento

Tránsito
Foto: Cuartoscuro
Columnas
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No es necesario reformar la Ley de Movilidad para regular a Uber y Cabify, pues ya existe la figura del Servicio Privado de Transporte y lo que se requiere es un reglamento para establecer mecanismos que garanticen la seguridad del usuario, así como modificar los requisitos para las concesiones a taxistas, que son muchos.

¿Qué le parece? No se habían dado cuenta: parece que no leen lo que se aprueba. ¡Así es!

“Cuando se elaboró, discutió y aprobó la Ley de Movilidad los modelos de empresas como Uber y Cabify estaban creciendo en la ciudad. Fueron parte de la discusión para la legislación. Se consideró no reglamentarlos detalladamente, sino permitir que fueran ordenados a través de un reglamento con flexibilidad para responder a la innovación de la tecnología, que consiste en cambios constantes”, precisa la asambleísta independiente Laura Ballesteros. Pero muchos están hechos bolas.

“Esos servicios están previstos bajo la figura de Servicio Privado de Transporte clasificada en el artículo 56 de la Ley de Movilidad y definida en el artículo 9, apartado LXXXIV como la actividad que mediante permiso se otorga para que personas físicas o morales satisfagan sus necesidades de transporte de pasajeros o de carga”, puntualiza la diputada local.

Más claro, ni el agua. ¿Por qué no han aplicado la ley? ¿Por qué han permitido las manifestaciones de taxistas, que han complicado la vida de los capitalinos? ¿Qué hay detrás de las protestas?

“Se requiere de una adecuada reglamentación, que considere las particularidades de este nuevo servicio y genere un marco normativo que proteja tanto al consumidor como al trabajador. Estos nuevos esquemas han ido ganando terreno por las ventajas comparativas frente a otros modelos de transporte individual público, lo cual ha generado tensiones crecientes entre los actores involucrados”, dice la asambleísta.

¿Qué esperan? La demanda ciudadana de transporte seguro ahí está. Aunque diariamente se realizan 1.5 millones de viajes en taxi, este servicio está mal evaluado por los usuarios: cobran lo que quieren, traen alterados los taxímetros... Pero no hay de otra, pues.

“El debate muestra la necesidad de combatir la sobrerregulación que enfrentan los taxis, de dar una solución a la falta de un reglamento adecuado para las nuevas Empresas de Redes de Transporte (ERT). Porque taxis y ERT no deben tener una misma regulación: no son los mismos servicios. Los taxis son un servicio público, mientras las ERT son un servicio privado”, insiste Ballesteros.

Y tiene razón: no debe haber exceso de regulación para taxis, porque los numerosos trámites que enfrentan dan paso a la corrupción, ya que reducen sus ganancias y tienen que cobrar más al usuario por cada viaje. ¡Ni modo! De algún lado debe salir pa’ las mordidas. ¿O no?

El bolso de Laura…

Por la Asamblea Legislativa están conscientes de que no se llevarán la estrella que esperaban: la reforma política del DF será uno de los pendientes que deberá retomar la siguiente Legislatura, pues aunque hay acuerdos entre partidos políticos no se ha visto la voluntad para aprobarla en un periodo extraordinario en el Senado de la República y los legisladores locales no pueden hacer nada. ¡Lástima! Echaron las campanas al vuelo antes de tiempo. Pa’ la próxima… También andan preocupados por los altos índices de contaminación y están solicitando a la Secretaría de Medio Ambiente que aplique la NOM 041 que entró en vigor hace 20 días y obliga a los usuarios de vehículos a mantener los límites mínimos de emisiones de gases contaminantes. Varios legisladores que llegarán en septiembre próximo amenazan con desaparecer el No Circula Sabatino. Populismo puro. ¿Lo lograrán? Difícil…

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