“EL CONCEPTO DE LIBERTAD ES TREMENDAMENTE POLISÉMICO”

Libertad Bajo Palabra con Jesús Zamora Bonilla

Arturo Moncada
Columnas
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Doctor en Filosofía y en Ciencias Económicas Jesús Zamora Bonilla es especialista en Comunicación Científica y ha publicado numerosos artículos, tanto académicos como de divulgación filosófica, entre los que destaca el libro La caverna de Platón y los cuarenta ladrones (2011).

Su blog A bordo del Otto Neurath, que cuenta con casi un millón de visitas, es una de las web filosóficas más populares en español.

Además de filósofo y economista Zamora Bonilla es novelista. Día de Reyes, un relato de intriga arqueológica, fue su primera novela. Le siguieron Errar es de ángeles y Sacando consecuencias, entre otras.

En su más reciente libro, Contra apocalípticos, el autor describe el daño al planeta con los excesos que la humanidad produce, la necesidad de tratar con dignidad a los animales y la importancia de entender la posición de otras personas. En entrevista con Vertigo Zamora Bonilla desmenuza algunas ideas sobre la libertad.

—¿Para usted qué es la libertad?

—El concepto de libertad es tremendamente polisémico (variado) y por ello resulta quizá tan difícil ponernos de acuerdo en lo que entendemos por ella. Y sobre todo en el valor relativo que le damos en comparación con otras cosas. Esta polisemia está ordenada en especial en torno de dos polos, uno digamos más subjetivo y otro más moral o jurídico. Según lo primero la libertad sería una capacidad o conjunto de capacidades de los seres humanos (y quizá de otros animales): nuestra capacidad de elegir, decidir, sopesar, etcétera. Sería lo que los filósofos denominan libre albedrío. En el otro polo encontramos la idea de libertad como un determinado estatus legal, aquello que les faltaba a los esclavos, por ejemplo, o cuando decimos que en tal régimen político hay menos libertad que en otro.

—¿Cómo entienden las sociedades actualmente a la libertad?

—Naturalmente el segundo sentido, el jurídico-moral, es el más importante en los debates políticos. Aquí, de todas formas, sigue también la polisemia, sobre todo con dos nuevos extremos que suelen llamarse “libertad negativa”, que las personas e instituciones que te rodean no interfieran en tus decisiones; y “libertad positiva”, que la situación social y económica en la que vives te proporcione un conjunto amplio de alternativas valiosas entre las que elegir. La izquierda socialdemócrata suele valorar lo segundo por encima de lo primero, mientras que la derecha liberal suele valorarlo justo al revés.

De todas formas, añade Zamora, “creo que todo el mundo entiende perfectamente que tener toda la libertad negativa del mundo, sin nada de libertad positiva, es un ideal político muy poco deseable, y lo contrario también. Así que hemos de esforzarnos por encontrar combinaciones que sean atractivas. En cierto sentido este debate también se da entre las ideas de democracia como ‘respeto a las minorías’ y como ‘gobierno de las mayorías’”.

—¿Hay libertad democrática hoy?

—Por supuesto. Si lo comparamos con el estado de la mayor parte de las sociedades a lo largo de la historia, no hay duda de que en casi todos los países el grado actual de democracia y libertad es mayor que el de entonces. Esto no significa que no haya todavía un largo camino por recorrer hasta alcanzar sociedades más plenamente democráticas. Es difícil que eso pueda conseguirse mientras la distribución de la renta y de la riqueza sea extremadamente desigual y mientras gran parte de la gente se vea obligada a sufrir condiciones laborales deplorables y no tenga acceso a una educación de gran calidad. Pero una igualdad económica absoluta, conseguida como en el “lecho de Procusto”, también puede ser altamente perjudicial para la libertad positiva en la medida en que impida el progreso económico.

—¿Cómo influyen los nuevos métodos del conocimiento sobre la libertad, en este caso la informática y las telecomunicaciones?

—Todo lo que suponga facilidad para que la información y el conocimiento circulen con rapidez y lleguen a muchísima gente es bueno para fomentar la libertad, la democracia y el progreso. Es cierto que por las redes circulan también mucha desinformación y muchas ideas descabelladas, pero eso siempre ha sucedido. Cuando se inventó la imprenta mucha gente se oponía porque pensaban (¡y tenían razón!) que además de grandes obras del pensamiento y del arte iban a circular en mucha mayor cantidad panfletos y majaderías. Pero a largo plazo la buena información tiende a preponderar sobre la mala. Así que pienso que es recomendable no limitar en absoluto la circulación de mensajes por medio de internet, salvo que tengan un carácter claramente delictivo, por supuesto.

—Actualmente existen en diversos países represión y estigmatización contra la comunidad científica y la prensa. ¿Afecta esto a las sociedades en el plano de la libertad?

—El poder no democrático siempre tiene miedo de la verdad y de las fuentes a través de las que la verdad puede transmitirse. Que haya gobiernos que intenten censurar a los medios de comunicación y a los científicos que transmiten mensajes que a aquellos no les gustan, no es que suponga un riesgo para la libertad y la democracia sino que es un síntoma claro de que en ese país no existe suficiente libertad y democracia. Tales cosas siempre deberían ser un aviso para que los ciudadanos, y los otros países más democráticos, se opusieran con toda firmeza a ese tipo de maniobras.

RECUADRO

Perfil

Jesús Zamora Bonilla nació en Madrid, España, en 1963. Es doctor en Filosofía y doctor en Ciencias Económicas, en ambos casos por la Universidad Autónoma de Madrid. Desde 1998 es profesor de enseñanza secundaria en las especialidades de Filosofía y de Economía. Desde 2008 es catedrático de Lógica y Filosofía de la Ciencia en la Facultad de Filosofía de la UNED. Su campo principal de investigación es la filosofía de la ciencia, abordando el problema de la racionalidad del conocimiento científico desde diversas perspectivas. Asimismo ha realizado estancias de investigación y docentes en varias instituciones científicas extranjeras como la Universidad de Helsinki, Aix-en-Provence y Konstanz, y en el Instituto de Ciencias y Tecnologías de la Cognición CNR, en Roma. Zamora Bonilla es reconocido a nivel internacional por sus numerosos artículos publicados en las más prestigiosas revistas de filosofía de la ciencia.