“LA LIBERTAD ES UN DERECHO INHERENTE AL SER HUMANO”

Libertad Bajo Palabra con Ileana Ruvalcaba López

Martha Mejía
Columnas
Pozo de vida - 18.png

La trata de personas es un problema mundial y uno de los delitos más vergonzosos que existen: cada año priva de su libertad a miles de mujeres, hombres y niños que son sometidos a situaciones de explotación inimaginables, advierte Ileana Ruvalcaba López, presidenta de la fundación El Pozo de Vida, que trabaja en la redignificación de las personas que han sido víctimas de este crimen, pero sobre todo impulsa la prevención como factor clave para la solución de esta problemática.

—¿Para usted qué es la libertad?

—Es poder elegir hacia dónde quieres llegar. La libertad es un derecho inherente al ser humano. Desgraciadamente muchas personas víctimas de trata o en condición de trata, desconocen que tienen ese derecho. Cuando tienes libertad puedes ir en pos de tus sueños, hacer lo que tú quieras; si careces de ella se coartan todos tus derechos como ser humano.

—¿Por qué decidió defender la libertad de las personas víctimas de trata?

—Pozo de Vida nació como una necesidad de tener un espacio para niñas y adolescentes víctimas de trata y de explotación sexual. Lo que más nos impactó es que después de su rescate nadie se preocupaba por restaurar su dignidad, más bien eran ignoradas: ellas salían de ciertos espacios totalmente dañadas, rotas y con un nivel de vulnerabilidad mucho más fuerte del que tenían al entrar. Fue por ello: para contribuir en esa restauración.

—¿Qué es el delito de trata de personas?

—Es un fenómeno social con muchas aristas. Es también conocido como la esclavitud moderna. Ataca a cualquier grupo vulnerable, como mujeres, niños, migrantes, etnias indígenas… El Protocolo de Palermo (ratificado por México en 2003) señala que los tres grandes momentos de la trata son la acción (la captación, el transporte, el traslado, la acogida y la recepción de personas); los medios, es decir, cómo lo hicieron, por medio de amenazas, fuerza, agresiones, rapto, fraude, engaño, chantaje, abuso del poder o aprovechamiento de una situación de vulnerabilidad; y finalmente el propósito, que es la explotación misma en sus diferentes modalidades. Sin embargo en la legislación mexicana no es tan sencillo equipararlo. Para algunos jueces se tienen que llevar a cabo todos los elementos, pero muchas veces, y afortunadamente, se ha podido rescatar a niñas víctimas en el momento de la acción. Entonces ya no se llegó al fin, que es la explotación, por lo que algunos juzgadores consideran que no hay trata.

Otro ejemplo, dice, “es el medio de los migrantes. Ellos vienen por su voluntad en busca de oportunidades, pero muchos en el camino fueron engañados, chantajeados y explotados. No obstante para muchos jueces no existió la captación porque el migrante vino solo. Ahí es donde radica la dificultad del tema de la trata de personas jurídicamente”.

Tampoco hay una cifra oficial. “Las cifras se basan en lo que reportan las carpetas de investigación de la Procuraduría, pero estamos hablando de las víctimas que han sido rescatadas y las que no, o las que no lograron equiparar los tres momentos, no se contabilizan”.

—¿Cuándo la libertad se convierte en un negocio para terceros?

—Justo la libertad se convierte en un negocio, en una explotación debido a causas vulnerables de la persona. Pueden ser económicas, es decir, que en su comunidad o país de origen no tienen recursos suficientes para sacar adelante a su familia. O emocionales, cuando en su casa los jóvenes y niños no son escuchados o son hasta maltratados, pero encuentran afuera a una persona que aparentemente es capaz de escucharles y apoyarles… Es decir, es gente que casi siempre ofrece mejores condiciones u oportunidades de vida. Estamos hablando de niñas, niños, adolescentes, mujeres que en pos de esa búsqueda de bienestar se encuentran con personas que las enganchan. Y es algo tan sutil que cuando se dan cuenta están ya en redes de explotación. Otra característica de la trata es que por lo general las víctimas se asumen como culpables o responsables de lo que les pasó, por haber sido ellas quienes por propia voluntad se acercaron a sus explotadores.

—¿Cómo trabajan con las víctimas para restaurarles su dignidad y su vida?

—Es muy complicado. ¡No te imaginas lo que significa la reconstrucción! Lo primero es que la víctima entienda que no tuvo la culpa de lo que le pasó y comprenda que es un sujeto de derechos. Iniciamos como un refugio especializado en trata de menores, pero nos dimos cuenta de que no nos alcanzarán los medios si no atacamos la estructura de este delito por medio de la prevención. Si bien hay muchas campañas de Naciones Unidas o de Gobernación, aquí en México se trata de las famosas campañas aéreas: se llaman así porque se difunden por medio de spots de televisión, radio y redes sociales donde hay un gran despliegue del mensaje pero al final solo meten más miedo, además de que no llegan a quienes tienen que llegar, que son a los grupos vulnerables.

Trabajando en la zona de Chalco, en el Estado de México, comenta Ruvalcaba, “hicimos una encuesta: ahí tres de cada diez niños sabían qué es la trata de personas y lo tenían muy distorsionado. Hoy te puedo decir que de esas diez personas ocho ya saben en qué consiste el delito, saben a dónde llamar en caso de que surja una situación donde ellos pudieran llegar a ser víctimas de trata o de explotación, ahí es donde entra parte de nuestro trabajo. Debido a que detectamos que muchos jóvenes también son llevados para ser usados para la captación de niñas y mujeres jóvenes decidimos darles cursos de sensibilización y concientización sobre no consumir sexo no consensuado”.

También, concluye, “lo que hacemos desde Pozo de Vida es empoderar a las víctimas, cambiarles el chip de que ellas sí pueden hacer las cosas, cumplir sus sueños, sus metas. Las ayudamos económicamente por medio de diferentes alianzas que tenemos con algunos empresas y organizaciones que dan oportunidades a estas chicas de estudiar, de trabajar y de sentirse realmente valiosas. Solo así se recupera una libertad plena”.

Perfil

Ileana Ruvalcaba es abogada. Cuenta con un diplomado en materia de Derechos Humanos por la Universidad de Memphis. Fue asesora en el programa de Migrantes de la Arquidiócesis Primada de México y en la fundación Casas del Migrante Scalabrini. Colaboró activamente con la Comisión Especial de Trata de Personas en la Cámara de Diputados en la LXI Legislatura. Actualmente es presidenta y representante legal de la Asociación Civil El Pozo de Vida. Es asesora técnica de la Coalición Regional Contra la Trata de Personas y el Trafico Ilícito de Migrantes para la Zona de Centro y Sur de América, así como promotora activa en la campaña de Naciones Unidas para México, Corazón azul. Es también consejera ciudadana del Instituto Nacional de Migración.