“LIBERTAD ES TRABAJAR POR LA PROTECCIÓN DE LA NATURALEZA”

“No hay mayor libertad que vivir como uno quiere”.

Lorena Ríos
Columnas
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La libertad creativa del escultor y ambientalista mexicano Davit Nava se manifiesta en cada una de sus obras, que son un pasaporte a descubrir, enamorarse y proteger todo lo que hay en la naturaleza por medio del arte sustentable. Cada objeto que pareciera inservible o basura, en sus manos cobra vida, luz y magia.

En entrevista con Vértigo el artista, creador de puentes entre la cultura, el arte y la naturaleza, refiere que su trabajo está comprometido con la protección del medio ambiente y busca acercar a las personas a la conservación del planeta Tierra.

Sus primeras creaciones han sido sobre las aves, las más comunes del territorio mexicano. Y durante la pandemia ha tenido el tiempo suficiente para ampliar su colección de colibríes.

Cada pieza representa a cada una de las 345 especies que existen en el continente americano. Hasta el momento lleva 200, mismas que en breve se exhibirán primero en el Museo Infantil de Oaxaca y posteriormente en la Ciudad de México.

—¿Para usted qué significa la libertad?

—Para mí el concepto de libertad es buscar en la vida hacer lo que a uno le apasiona: esa es la libertad máxima. Poder hacer lo que a uno le gusta, siempre con respeto, obviamente, por los otros. No hay mayor libertad en la vida que vivir como uno quiere vivir y hacer lo que a uno le gusta.

—¿Cómo explicar la libertad creativa que se plasma en sus obras?

—Creo que la libertad creativa se remonta a una experiencia en mi infancia. Desde que fui niño me gustan las aves. De hecho encontré un cuadro que hice en 1993: tendría como seis años y ya dibujaba pájaros. La libertad es que ahora, a mis 33 años, sigo dibujando y haciendo esculturas de pájaros. Desde que estoy vivo han sido mi pasión. Para mí esa es la libertad más grande: crear lo que me apasiona y trabajar por la protección de la naturaleza, sensibilizar a las personas.

—La idea del hombre de sentirse dueño o poseedor de todo lo que existe en la naturaleza ¿de alguna manera esclaviza?

—Ese concepto limita al hombre y a la humanidad. Por ejemplo, en el cristianismo posiciona al hombre en un lugar con mucha ventaja frente al resto de los seres vivos: a imagen y semejanza de un Dios, por lo tanto todo lo que esté debajo del hombre, varón, está sujeto a su dominio o posición. Es una entrega absoluta para señorear la creación e incluso a la mujer la pone por debajo del varón. Y, bueno, claramente hoy tenemos problemas derivados de eso. Entonces, claro, en lugar de respetar, venerar, cuidar, se poseen los recursos naturales que son susceptibles de ser explotados. Además se piensa que este mundo es pasajero, por lo cual no importa que lo contaminen y lo destrocen. Todo este concepto al final esclaviza y destruye.

Aportes

—¿Al respetar la vida y la naturaleza las personas podrían alcanzar la libertad?

—Considero que para que la gente sea completamente libre debe cambiar esta manera de pensar occidental, porque estamos esclavizados a los mitos: cuando uno los repiensa, los digiere, es capaz de verlos simplemente como un mito que no rige nuestra vida ni nuestro pensamiento más profundo. De lo contrario no vamos a vivir con libertad. Creo que se tienen que repensar las religiones, porque hasta que no las repensemos, como dice Hayden White, historiador estadunidense, hasta que no seamos capaces de repensar las religiones no vamos a poder salir de este hoyo que se está volviendo cada vez más profundo.

—Platíquenos cómo surgen sus obras en madera…

Mi familia y yo teníamos una huerta de limones al borde del río Amacuzac, en Morelos. Pero en 2012 vino una gran tormenta con la que perdimos todo, algo así como 500 árboles que llevábamos cuidando por años. Aunque fue una tragedia y una gran pérdida decidimos sacar lo bueno. El río, a pesar de haberse llevado nuestros limoneros, nos trajo mucha madera de otros troncos que arrancó a su paso. Esa es la madera que uso para mis esculturas, la de árboles que han caído naturalmente. También uso barro que no requiere hornearse, porque pretendo que los materiales aporten más de lo que quitan al planeta. Es decir, busco materia amigable con la naturaleza. Cuando hago la escultura de un ave pienso que estoy usando mis manos y mi tiempo para crear conexiones entre el hombre y la naturaleza con base en el respeto mutuo.

—¿Qué es lo que más le apasiona de su obra?

—Lo que más me emociona es investigar todo lo relacionado con las aves. De hecho estoy en varios grupos de estudios de aves ya que me interesa dónde viven, de qué se alimentan, sus patrones de comportamiento, hacia dónde migran. Y después, la segunda parte, que es la que más me gusta, es la de crear: tomar productos reutilizables, madera, plásticos que están en la basura, los recojo, los lavo, los uso. Busco darle un soplo de vida a la materia inerte. Para mí es apasionante y lo que sigue es la posibilidad de compartir con las personas para que se suban al barco de la conservación de especies. Y hablando de la libertad tuvimos la libertad de escoger reaccionar en forma activa y positiva frente a la tormenta. La tragedia me trajo madera y me puse a hacer pájaros, que justamente para mí simbolizan la libertad. Por eso el mensaje de mi obra es: no compres pájaros en el mercado. No se pueden tener aves enjauladas, es algo terrible; hay que dejarlas volar. Mejor apoyemos el arte sustentable, admiremos mejor a las aves de madera o de barro y dejar a las aves vivas volar, ser libres. Para eso nacieron.

¿Cuántas especies de colibríes hay y cuántas piezas terminó?

—Son 345 especies de colibríes en América. Es una especie que solo vive en esta parte del mundo, desde Canadá hasta Chile, y de las cuales ya hice 200. Y es justamente lo que le agradezco a la pandemia, porque me tuve que encerrar para crear. Cuando se presentan las dificultades siempre hay que ver el lado positivo, no lamentar sino ponerse a trabajar. En la vida siempre hay dos maneras de enfrentar las cosas: o nos lamentamos y nos amargamos, o procuramos ver lo bueno y salimos adelante. Es más fácil no hacer nada, que hacer. Y yo siempre he optado por hacer.

Perfil

Davit Nava es licenciado en Ciencias Ambientales y escultor autodidacta. Desde 1999, a los doce años, es un agente de cambio que busca inspirar a la sociedad en la protección de la naturaleza. Hoy crea arte sustentable y sigue comprometido con la protección de la naturaleza. Con su obra busca usar el potencial de las artes visuales para colocar el acento en temas ambientales y acercar a las personas a la conservación del planeta.