“¿QUÉ SERÍA DE NOSOTROS SI SE HUBIERA LIMITADO LA LIBERTAD DE PENSAR?”

Libertad Bajo Palabra con José María Luis Mora

Antonio Caporal
Columnas
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José María Luis Mora es considerado por los historiadores como el precursor y uno de los principales ideólogos de la reforma liberal en México en el siglo XIX. Fue intelectual, estudioso de las ciencias sociales, además de un eficaz diplomático.

De él destacan su inteligencia, su elocuente oratoria y sus doctos ensayos sobre el ejercicio del poder, la aplicación de la ley y, por supuesto, sobre la libertad de pensar, hablar y escribir.

Esta es una entrevista con aquel librepensador, a través del tiempo.

Acumulación de poder

Como todo buen liberal José María Luis Mora siempre abrazó las causas nobles del pueblo mexicano y en consecuencia confrontó con valor e inteligencia a la tiranía.

—¿El pueblo debe evitar la concentración del poder en una sola persona?

—Nada más importante para una nación que ha adoptado el sistema republicano que disminuir los motivos reales o aparentes que puedan acumular una gran masa de autoridad y poder en manos de un solo hombre. El amor del poder, innato en el hombre y siempre progresivo en el gobierno, es mucho más temible en las repúblicas que en las monarquías (discurso sobre los Medios de que se vale la ambición para destruir la libertad, del 20 de junio de 1827).

—¿Se debe tener cuidado al elegir en quién se deposita el poder?

—No hay duda de ello. Los pueblos serán libres bajo cualquier forma de gobierno si quienes los mandan, aunque sean reyes y sean perpetuos, se hallan en verdadera impotencia de disponer a su antojo y sin sujeción a regla alguna de la persona del ciudadano; y de nada servirán las formas republicanas si la suerte del ciudadano pende de la voluntad omnipotente del jefe de la nación, se llame presidente o dure por cierto tiempo (discurso sobre la Libertad civil del ciudadano, del 25 de julio de 1827).

—¿El poder puede llegar a corromper?

—El mal no está en el depositario del poder; está, sí, en el poder mismo. Siempre que este sea absoluto e ilimitado, sean cuales fueren las manos en que se deposite, ha de causar los mismos males (artículo publicado en el periódico El Sol el 13 de mayo de 1824).

Libertad de pensar… y escribir

—¿Qué opina sobre la intolerancia hacia determinadas opiniones?

—La discusión es permitida por la ley y debe ser fomentada por el gobierno para así asegurar la libertad del pensamiento. Los que sostienen opiniones contrarias son todos hijos de la patria: la nación no reconoce partidos. El simple error no es delito: oye, admite y califica las opiniones más encontradas pesándolas en la balanza de la razón (artículo publicado en el periódico El Observador de la República Mexicana el 24 de marzo de 1830).

Asimismo “mientras no se establezca por base moral y civil la tolerancia política, es decir, la seguridad perfecta de no ser molestado por exponer las propias opiniones; mientras los hombres que siguen determinados principios se crean con obligación o facultad de maldecir o perseguir a los que profesan doctrina diferente o contraria; mientras no se generalice el hábito de sufrir la contradicción y censura ajena, será imposible la regeneración política de los pueblos” (discurso sobre las Aversiones políticas que en tiempos de Revolución se profesan unos a otros los ciudadanos, 1830).

—¿La evolución y el avance del conocimiento van de la mano de la libertad de pensamiento?

—Si en los tiempos de Tácito era una felicidad rara la facultad de pensar como se quería y hablar como se pensaba, en los nuestros sería una desgracia suma y un indicio poco favorable a nuestra nación e instituciones si se tratase de poner límites a la libertad de pensar, hablar y escribir. Aquel escritor y sus conciudadanos se hallaban al fin bajo el régimen de un señor, cuando nosotros estamos bajo la dirección de un gobierno que debe su existencia a semejante libertad, que no podrá conservarse sino por ella y cuyas leyes e instituciones le han dado todo el ensanche y latitud de que es susceptible, no perdonando medio para garantizar al ciudadano este precioso e inestimable derecho (discurso sobre la Libertad de pensar, hablar y escribir, del 13 de junio de 1827).

—¿Nadie debe poner límites a la libertad de pensamiento?

—No es posible poner límites a la facultad de pensar, no es asequible, justo ni conveniente impedir que se exprese de palabra o por escrito lo que se piensa. Precisamente porque los actos del entendimiento son necesarios en el orden metafísico, deben ser libres de toda violencia y coacción en el orden político. El entendimiento humano es una potencia tan necesaria como la vista, no tiene realmente facultad para determinarse por esta o por la otra doctrina, para dejar de deducir consecuencias legítimas o erradas, ni para adoptar principios ciertos o falsos. ¿Qué sería de nosotros y de todo el género humano si se hubieran cumplido los votos de los que han querido atar el entendimiento y poner límites a la libertad de pensar? ¿Cuáles habrían sido los adelantos de las artes y ciencias, las mejoras de los gobiernos y de la condición de los hombres en el Estado social? ¿Cuál sería en particular la suerte de nuestra nación? (discurso sobre la Libertad de pensar, hablar y escribir).

—¿Siempre será mejor corregir lo que se opina que prohibir opinar?

—Es verdad que entre las opiniones hay y debe haber muchas erróneas. Lo es igualmente que todo error en cualquiera línea y bajo cualquier aspecto que se le considere es perniciosísimo. Pero no lo es menos que las prohibiciones no son medios de remediarlo. La libre circulación de ideas y el contraste que resulta de la oposición es lo único que puede rectificar las opiniones (discurso sobre la Libertad de pensar, hablar y escribir).

Perfil

José María Luis Mora nació en Chamacuero, Guanajuato, en l794. Se ordenó como sacerdote con el grado de doctor en Teología. Fue profesor de Humanidades en el Colegio de San Ildefonso. También fungió como embajador en Inglaterra. Se le considera uno de los principales ideólogos e impulsores del Liberalismo en México en el siglo XIX. Sus discursos y artículos sobre el ejercicio del poder, la aplicación de las leyes, la democracia y la importancia de las libertades (de pensar, escribir y hablar) se publicaron en diversos periódicos de la época.