“DEBEN FRENARSE LOS DISCURSOS DE ODIO HACIA EL FEMINISMO”

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Columnas
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Priscila Alvarado Solana, feminista, activista en derechos humanos en defensa de las mujeres, licenciada en Periodismo, integrante de las colectivas Socorristas y Acompañamiento Feminista LATAM y fundadora de Impruuv Colectiva de Profesoras Feministas, platica en entrevista sobre lo más urgente de atender en cuanto a la violencia de género que se vive en México.

—¿Qué es el feminismo?

—Es un movimiento social de efectos y afectos que buscan derrumbar las desigualdades entre hombres y mujeres a través de un discurso desde la libertad. Lo que hace el feminismo es generar un pensamiento crítico, es decir, buenas preguntas para generar propuestas y desde ahí luchar. Hay diferentes formas de hacerlo. Por ejemplo hay mujeres que están en la praxis política, en ese cuerpo constante de la experiencia, y también están las chicas que hacen una praxis intelectual desde la academia. Asimismo las hay que pueden ejercer ambas. Al final creo que son caminos que confluyen hacia un mismo fin.

—¿Qué es lo más urgente de atender en el tema de violencia contra las mujeres?

—Principalmente veo tres grandes áreas. La primera es el dominio discursivo, es decir, la manera en cómo se llevan las narrativas que se crean desde las instituciones de gobierno; por ejemplo la criminalización y los discursos de odio, donde los movimientos sociales terminan siendo los enemigos del Estado. Y eso aplica también en el tema del feminismo. El movimiento social de mujeres es visto como ese gran enemigo en la obra de Silvia Federici, Calibán y la Bruja: justo ella ubica que en la época del medioevo, cuando se da la quema de brujas, es cuando se le quita a la mujer su autonomía, su voluntad, y se le somete a través de la persecución y amenaza de muerte mediante estos discursos. Lo interesante de esto es que esa narrativa se extiende y llega a la actualidad, donde se mira a la mujer que lucha, evoca, denuncia y defiende su libertad como al gran enemigo. Entonces el Estado tendría que hacerse responsable de cambiar estos discursos y narrativa.

La segunda área, señala Alvarado, “son las instituciones de justicia, las cuales no solamente deben tener formación con perspectiva de género sino un acompañamiento de derechos humanos que verifique el debido proceso que lleva una mujer víctima de violencia al momento de acceder a la justicia y durante todo su proceso”.

Y la tercera “es la institución de la educación, que es en lo que nos enfocamos en la Colectiva Impruuv. Es decir, qué y cómo tiene que cambiar la propuesta pedagógica actual a una pedagogía feminista de educación libre, autónoma, amorosa, divertida, fuera de la meritocracia, donde los círculos de aprendizaje sean de transmisión de conocimiento que nos ayuden a crecer en una ética humana por la libertad y que además permitan el acceso a una vida digna: espacios libres de violencia, sin estas jerarquías tan rígidas de un pensamiento o figuras de poder”.

Violencia

—¿Cuál es la situación por el Covid-19 en cuanto a la asistencia que dan las Colectivas en las que trabaja?

—Los últimos dos meses (octubre-noviembre) aumentó mucho la demanda por acompañamiento. Por ejemplo si antes a la semana teníamos dos acompañamientos, hoy tenemos cuatro en dos días. La violencia física, sicológica y sexual aumentó debido al encierro por la pandemia. Nos llegan más mujeres que no pueden hablar mucho porque está su agresor ahí en casa. Antes podíamos reunirnos en algún punto para platicar con ellas y ver su situación. Hoy ya no existe esa posibilidad: ahora las atendemos por vía remota, muchas veces por la madrugada para que su agresor no se dé cuenta. Así, el acompañamiento que brindamos también se complica porque no es tan fácil cuando estamos lejos.

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