“LAS MUJERES SOSTENEMOS EL MUNDO SIN PAGO Y SIN RECONOCIMIENTO”

Martha Mejía
Columnas
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Valentina Zendejas Moreno, feminista, maestra en Políticas Públicas y Género por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) México, y subdirectora en el Instituto de Liderazgo Simone de Beauvoir (ILSB), platica en entrevista sobre el patriarcado y sus consecuencias en la sociedad.

—¿Qué es lo más urgente de atender en torno de la violencia de género?

— Tiene que haber un cambio institucional: cómo hacemos para que nuestro sistema de justicia funcione. Hay que modificar la impunidad que existe en el país. Pero por otro lado, y quizá de manera más importante, está la necesidad de hacer un cambio cultural que lleve a los hombres a cuestionarse por qué tienen esta forma de relacionarse tan tóxica y violenta con las mujeres. Sería fundamental que en las escuelas se den clases sobre educación sexual, género, diversidad, derechos humanos… Es decir, cómo hacemos para que los jóvenes crezcan con una mirada diferente, mucho más crítica y menos machista.

—¿Qué es el patriarcado y cómo afectan estas ideas a la sociedad?

—Es un sistema que se basa en un grupo de personas que tiene menos oportunidades, posibilidades, espacios de decisión. Y hay otro grupo, por lo general hombres, que han estado tradicionalmente en los espacios de toma de decisión, donde reciben remuneración económica; es decir, han estado en el lado del poder, han organizado el mundo de forma que tienen una posición de poder privilegiada frente a la de las mujeres. Pero todo este mundo se basa en el trabajo no remunerado que hacemos nosotras y que se nos ha dicho que lo hacemos por nuestra personalidad, por amor, pero en realidad las mujeres sostenemos al mundo sin paga y sin reconocimiento. Todo esto que vemos en la política, la ciencia o el arte, que tradicionalmente están ocupados por hombres, no podría funcionar si no estuviera el trabajo no remunerado que hacemos las mujeres.

Pacto

Una segunda cuestión, señala Zendejas, “es que a los hombres les cuesta mucho romper el pacto y señalar cuando sus propios colegas tienen actitudes machistas. Y no lo hacen porque existe una condena social entre ellos. El patriarcado justamente pone pruebas a los hombres donde tienen que demostrar su machismo para ser aceptados: tienen que presumir de ser violentos o depredadores sexuales o tener muchísimas mujeres, de no crear vínculos afectivos. Les han enseñado que su valor está en su capacidad de obtener ingresos y que ellos tienen que ser siempre los responsables de la manutención y de los ingresos de una familia. El patriarcado no solo es nocivo para las mujeres: también lo es para los hombres”.

—¿Cómo avanzan las mujeres hacia una sociedad más igualitaria?

—Todos los derechos que ahora tenemos las mujeres no nos lo regaló nadie: los tenemos gracias a que muchas que nos antecedieron se organizaron, los demandaron y los obtuvieron. Todo esto a costa de que las metieran a la cárcel, las golpearan, las tacharan de locas. Ahora nosotras podemos hacer cosas que nuestras bisabuelas ni siquiera soñaron. Por ejemplo:decidir si te quieres casar o divorciar, tener una propiedad, ir a la escuela, trabajar. Cosas que ahora nos parecen normales antes no lo eran. Entonces, para seguir avanzando, es necesario que las mujeres nos informemos, seamos conscientes de las desigualdades que aún existen y sigamos luchando en colectivo por cambiarlas. Claro que hemos avanzado pero lamentablemente, por ejemplo, vemos que ningún partido político toma en serio la agenda de género.

Por ello, dice, “me pregunto si la solución es que hagamos un partido feminista que tenga como prioridad la agenda de género, pero también una agenda de desigualdades. Es verdad que hay muchas mujeres en el Congreso que han logrado avances en las Legislaturas por la igualdad de género, pero al interior de sus partidos y cuando estos temas compiten parecen no ser la prioridad. Entonces quizás un partido feminista sea la ruta que debemos seguir en el futuro”.