“PERDER EL MIEDO A LA CIENCIA”

Martha Mejía
Columnas
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Ana Laura Ramírez Ledesma, investigadora del Departamento de Ingeniería Metalúrgica de la Facultad de Química de la UNAM, recientemente galardonada con el Premio para las Mujeres en la Ciencia L’Oréal-UNESCO-AMC-Conalmex, platica sobre la importancia de formar líderes mujeres en el área de la ciencia.

—¿Cuál es el rol de las mujeres en la ciencia?

—Es el mismo que el de los hombres. Desafortunadamente, a lo largo de la historia se ha inculcado que la mujer pertenece o encaja mejor en otras áreas de la sociedad. Eso es lo que ha mermado para que más mujeres jóvenes se integren o se interesen en áreas STEM (término en inglés que abarca Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas) y por ende que tengan en porcentaje menor presencia en áreas de investigación y desarrollo tecnológico.

—¿Cómo podemos atraer este interés?

—Invitando a las niñas y jóvenes a que, por ejemplo, vengan a mi laboratorio al Departamento de Ingeniería Metalúrgica a conocer este tipo de áreas, sobre todo el área de metalúrgica. De por sí en las áreas STEM somos pocas: en el área metalúrgica hay muchas menos. La recomendación es que pierdan ese miedo.

—¿Por qué es importante formar líderes mujeres en el área de la ciencia?

—Porque tenemos otra perspectiva, una capacidad de conectar de manera emocional pero muy efectiva y, a la vez, ser muy centradas en cuestiones prácticas. Es el paquete completo. No se le quita méritos al género masculino, pero ya es hora de que nos den oportunidad de tener altos mandos y a ver qué pasa. Seguramente cosas buenas.

—¿Cuál es su línea de investigación?

—Es el diseño, fabricación y procesamiento de aleaciones base zinc (Zn) biodegradables para aplicaciones biomédicas. Específicamente el proyecto que propuse y por el cual me otorgaron este reconocimiento es el desarrollo de precursores a partir de aleaciones base Zn biodegradables con una metodología de procesamiento que es extrusión a alta temperatura.

Soluciones

Estas aleaciones, dice Ramírez, “tienen aplicaciones biomédicas y lo que se pretende con la fabricación de estos precursores de stents (tubo diminuto que se coloca dentro de una estructura hueca en el cuerpo) es dar una solución o tratamiento a ciertas cardiopatías que se presentan desde los bebés hasta los adultos. Lo que se pretende es fabricar stents coronarios para dar soporte a las arterias coronarias cuando sufran coartaciones; es decir, cuando obstruyan una zona de la artería coronaria y que el flujo sanguíneo en consecuencia no pueda ser regular”.

La promesa de estos materiales avanzados, puntualiza, “es que a diferencia de un stent coronario base cobalto-cromo, acero inoxidable o níquel-titanio, el de Zn no permanecerá dentro del cuerpo humano para toda la vida, sino que van a dar el soporte a la arteria para que se abra; va a permanecer un periodo de tiempo ahí; la artería podrá sanar, regenerarse como lo hace nuestro cuerpo humano; y aproximadamente en un periodo de dos años comenzará su proceso de degradación paulatina sin generar efectos citotóxicos o reacciones alérgicas dentro del organismo”.

—¿De qué forma este premio ayuda a la continuidad de su proyecto de investigación?

—Afortunadamente tengo un proyecto vigente. Los denominan PAPIIT, un Programa de Apoyo a Proyectos de Investigación e Innovación Tecnológica que es propio de la UNAM. Pero este premio —110 mil pesos— va a ir dirigido a la compra de materiales, ya que la aleación que he investigado desde 2018 es base Zn pero tiene ediciones de plata y magnesio. Y nada más como referencia, al día de hoy el kilo de plata tiene un costo de aproximadamente 26 mil pesos. Así que este estímulo viene a dar un apoyo muy importante a la continuidad de este proyecto de investigación.