“UNA SOCIEDAD PATRIARCAL NO SE CAMBIA DE UN DÍA PARA OTRO”

Lo Que Yo Quiero con Helena López González

Martha Mejía
Columnas
IMG_2434-CIEG UNAM.JPG

Helena López González de Orduña, especialista en feminismo e investigadora del Centro de Investigaciones y Estudios de Género (CIEG) de la UNAM, platica sobre la situación actual que atraviesa la sociedad afgana, una crisis multifactorial donde preocupa en particular el futuro de las mujeres y las niñas.

—¿Por qué las mujeres corren peligro bajo el régimen Talibán?

—Tiene que ver con la ley Sharía, un código jurídico que se forma por distintas fuentes, incluido el Corán. No es una ley extremadamente patriarcal: eso depende de la interpretación que en este caso los talibanes hagan de ella.

Los talibanes, dice López, “que son un grupo militar y político que se formó al calor de la guerra y de la invasión de la Unión Soviética a Afganistán a finales de los setenta y principios de los ochenta, tienen una influencia de distintas orientaciones del Islam, todas ellas muy radicales, fundamentalistas, extraordinariamente misóginas y muy patriarcales. Por un lado el wahabismo (corriente político-religiosa musulmana de la rama mayoritaria del sunismo) y por el otro todos los códigos pastunes, que es la etnia que más predomina en Afganistán y a la que pertenecen la mayoría de los talibanes. Teniendo esto como contexto, con esta visión extremadamente patriarcal de la ley Sharía y del Islam las mujeres y las niñas corren mucho riesgo porque se vulneran todos sus derechos fundamentales”.

—¿Qué habían conseguido las mujeres afganas en estos 20 años de ocupación por parte de Estados Unidos?

—En una visión muy simplista y desde una mirada occidental el objetivo de Estados Unidos era establecer la democracia en Afganistán y garantizar los derechos de mujeres y niñas. De hecho estos 20 años suponen logros muy puntuales y con mucho titubeo, es decir, una sociedad patriarcal no se cambia de un día para otro. Pero sí se había alcanzado, por ejemplo, un incremento porcentual, muy moderado, en el número de mujeres académicas; también había aumentado el número de mujeres y niñas en las instituciones educativas; en la Cámara de Diputados estaba asegurado 27.7% de representación de las mujeres; se había aprobado una ley contra el hostigamiento hacia las mujeres y las niñas; ya había varias unidades en instituciones gubernamentales en contra de la violencia de género; después de 20 años había 270 juezas en algunas regiones del país… Todos estos son logros que hay que ver con mucha reserva y sobre todo reconocer el esfuerzo de las mujeres afganas para acceder a ellos.

Panorama

—¿Existe el feminismo en Afganistán?

—El feminismo es un movimiento que tiene un anclaje totalmente occidental, es decir: es directamente importado. En el Islam hay muchas mujeres que luchan por el derecho a su integridad física y moral, su derecho a participar en la vida pública, su derecho a la salud… Todas estas mujeres no necesariamente se autodenominan feministas sino que prefieren hablar de discursos de resistencia. Más que feminismo lo que podemos observar en Afganistán son mujeres organizadas para la defensa y protección de sus derechos.

—¿Actualmente qué opciones tienen ellas?

—A las afganas que lograron llegar a los países de acogida se les deben garantizar políticas de alojamiento, alimentación, asesoría legal, entre otras cosas, para que puedan enfrentar su futuro. Para las que no van a poder salir se debe apostar por la presión mundial a través de organizaciones como Amnistía Internacional, pero también de organizaciones que se articulan al calor de estos nuevos acontecimientos. En este sentido no hay que olvidar que a los talibanes les importa mucho la legitimación internacional, es decir, les importa tener el apoyo económico de la comunidad mundial y por ende les interesa su imagen. Entonces esto tal vez pueda servir para negociar un mejor panorama para las mujeres y niñas que ya viven bajo este régimen.