“VIOLENCIA DIGITAL: MACHISMO A TRAVÉS DE LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS”

Martha Mejía
Columnas
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Raquel Hernández Gómez, feminista y comunicóloga, e Ixchel García Aguirre, historiadora en estudios de género e investigadora de internet feminista, ambas activistas de la plataforma Luchadoras MX, platican en entrevista qué es la violencia de género digital y cómo protegerse de esta práctica.

—¿Qué es el feminismo?

—Angela Davis, filósofa y activista afroamericana antirracista —responde Hernández—, dice que “el feminismo es la idea radical que sostiene que las mujeres somos personas”. Puede ser una frase muy simple pero refleja la complejidad del feminismo. Se trata de un movimiento social y político articulado por las mujeres que busca cambiar las estructuras sociales que nos oprimen. Y aunque existen distintos feminismos que buscan distintas metas siempre es importante hablar de los puntos que tenemos de encuentro.

—¿Qué labor realiza Luchadoras MX?

—Es una plataforma que nació hace diez años como un programa de televisión por internet, un programa de entrevistas a diferentes mujeres. Evidentemente ha evolucionado y ahora tenemos dos ejes de acción. El primero es el activismo en medios, es decir, continuar narrando historias de mujeres guerreras que están fuera del mainstream (corriente o tendencia mayoritaria), que construyen las bases de un mundo distinto, un mundo en donde las mujeres somos más libres; también generamos contenidos útiles para nuestra comunidad. El segundo eje es el internet feminista, que tiene que ver con el ciberfeminismo.

—¿Qué es la violencia digital?

—Lo que conocemos como violencia digital —dice García— no es algo nuevo: es una extensión del machismo sistémico e histórico en el que las mujeres hemos vivido, pero ahora sucede a través de las tecnologías. En internet esta violencia tiene un carácter fuertemente sexual; involucra ataques contra los cuerpos, la vida íntima y la sexualidad; va desde la difusión de imágenes íntimas sin consentimiento, pasando por el envío de las famosas dicktie’s (videos porno), la explotación sexual en internet, hasta las redes de packs organizados. Y es que a pesar de que internet se presente como un espacio neutro, al final no lo es porque estas asimetrías históricas, sociales y culturales también se encuentran en el espacio digital y por eso es importante que cuando hablemos de internet lo hagamos desde un internet feminista.

Acciones

Añade que “no debemos dejar de usar internet, ni de manejar esta tecnología; pero debemos aprender que es un espacio que podemos y necesitamos educar. Claro que hay manera de cuidarnos en ese espacio virtual. En Luchadoras hemos desarrollado guías de acción para ayudar a las usuarias a utilizar las herramientas en internet a su favor”.

—¿Cuál es su opinión de la Ley Olimpia?

—Es importante que se haya realizado y que de esta manera se ponga en la esfera pública a la violencia digital. Eso es un logro muy importante por parte del Frente para la Sororidad. Pero no basta con que exista la ley, porque aun cuando esté y las mujeres vayamos a denunciar, ahora es trabajo de las autoridades poner atención a esas denuncias, que las víctimas reciban asesoría, que se ponga a la violencia digital al centro de la atención pública porque no basta con una ley, es decir, se necesitan respuestas y acciones concretas.

—¿Cuáles serían esas respuestas y acciones concretas que se deberían dar por parte del Estado?

—A pesar de que ahora hay 28 estados que adoptaron reformas en sus códigos penales, no hay una armonización de la ley en este tema. Esto en algunos casos podría poner en riesgo otros derechos, como la libertad de expresión, el anonimato o la privacidad. Entonces, una primera recomendación es construir un estándar que pueda dar pie a un ejercicio de armonización legislativa de dichas reformas. Lo siguiente sería tener protocolos de investigación y rutas de atención efectivas, adecuadas y que no sean revictimizantes para quienes denuncian; por otro lado, que estas denuncias no se queden como un mero trámite ya que si las mujeres eligen el camino de la denuncia penal lo mínimo es que esta sea llevada a un fin y no se quede más de tres años estancada.