El pasado 28 de septiembre se llevó a cabo la elección de dirigente juvenil del PAN en Irapuato y el ganador fue el mexiquense Everardo Padilla, quien fuera apoyado por el ala ultraderecha del panismo, que también fue el candidato de Gustavo Madero, quien por cierto fue nuevamente abucheado. Padilla lo mismo contó con el apoyo del diputado Juan Pablo Adame, del exgobernador de Guanajuato Oliva, que de los ultramaderistas Luis Alberto Villarreal y Jorge Villalobos.
Hasta el pasado 12 de septiembre eran tres candidatos: Everardo Padilla, Felipe Rodríguez (identificado con el grupo de Jorge Manzanera) y Fernanda Caso Prado, quien era apoyada por los calderonistas (ella fue quien coordinó el tema de jóvenes en la interna para Ernesto Cordero). Caso fue impugnada por Everardo en el TEPJF por no cumplir con los tres años de militancia que pedía la convocatoria para contender. Así pues la joven fue retirada de la elección por el Tribunal a tan solo dos semanas que ocurriera la elección.
Las traiciones estuvieron a todo lo que dan. Los jóvenes demostraron que han aprendido muy malas mañas de los adultos: no permitieron que hubiera quórum en estados que no les eran afines, pactaron espacios y apoyos a cambio de votos en esta, etcétera. Entre los casos que más llamaron la atención estuvo el de la capital del país, donde Jorge Romero a última hora pactó con Padilla y el DF extrañamente se quedó sin quórum. O el de Ulises Ramírez, quien traiciona a Madero diciéndole que traía 75% del Edomex, cosa que fue mentira pues solo quedaron a 15 votos.
Mucho se ha hablado de la importancia de la elección juvenil con miras a la renovación de la dirigencia nacional, pero esto es ilusorio: se necesita no conocer al PAN para pensar que esta elección es de forma alguna un indicativo de lo que vendrá.
En resumen vimos a un presidente de Acción Nacional abucheado, que las traiciones están a la orden del día y que por primera vez en 10 años perdió la elección juveniluncandidato de Manzanera.
Por cierto, el juvenil del PAN ya hasta un presidente de la República dio, como fue el caso de Felipe Calderón, pero hoy parecen extraviados, alejados de sus principios y peor aún, imitando lo peor de los adultos. Habrá que ver qué sigue para ellos o si los seguiremos viendo tan perdidos como a la dirigencia...
Y como estilo mata carita...
El gobernador Duarte si bien es ejemplo de muchas cosas que no hay que hacer, en esta ocasión da la nota, pero para bien. Si consideramos el gran incremento de deuda en los estados, con casos como el de Moreira o Granier, resulta trascendente que la administración de Duarte haya cambiado la calificación del estado. Fitch Ratings le cambió su calificación de ser negativo a estable, lo cual es reflejo de su aportación al PIB nacional, así como el favorable perfil de la deuda del estado. Lo anterior seguramente vendrá acompañado de mayor confianza de los empresarios