Denigrar a una menor de edad, llamarla “pu*a”, hacer escarnio de ese hecho y describir con fines de lucro un video de contenido sexual que involucra a una niña son conductas que tienen consecuencias como las que está padeciendo la youtuber Yosstop.
La ley no se puede interpretar al contentillo. Recordemos el caso de Félix Salgado, a quien por no reportar 19 mil pesos de gastos de precampaña se le retiró la candidatura al gobierno de Guerrero. La consejera Beatriz Zavala lo expuso en su momento claramente: todos tienen que cumplir la ley, porque el mandato es claro, el no reportar gastos es causal de retiro de candidatura.
Lo mismo aplica en el caso de Yosstop, quien en reiteradas ocasiones llamó “pu*a” a una niña ¡que estaban violando!, además de presuntamente haber almacenado en su teléfono celular el video de la violación.
Según el diccionario, “pu*a” es “aquella mujer que entrega su cuerpo a la satisfacción de los deseos sexuales de otra persona a cambio de dinero”, lo cual evidentemente no aplica ni de lejos al caso de la niña que fue objeto de escarnio por parte de Yosstop.
Uno de los argumentos de defensa es que Yosstop desconocía que se trataba de una menor. Perdónenme, pero sea o no sea menor no se puede denigrar a una mujer que está siendo víctima de una violación y tildarla de “pu*a” en un canal que tiene millones de seguidores.
El desconocimiento de la ley tampoco te exime de tener que cumplirla. En ese caso valga recordar un principio general del derecho romano que rezaba más o menos así: Dura lex, sed lex; o sea, “la ley es dura, pero es la ley”.
Urge
En la 4T tampoco parece importarles mucho el tema de las leyes, porque no parece que pueda avanzar la regulación secundaria para la siembra, cultivo y cosecha de cannabis con fines médicos o terapéuticos.
Y es que 28 millones de personas en México viven con dolor por algún padecimiento crónico que es tratable o puede ser paliado con un derivado de cannabis, pero podrían incurrir en algún tipo penal mientras no se regule este uso de la sustancia.
Un ejemplo de ello es Diego, un niño con síndrome Lennox-Gastaut, quien consume un medicamento llamado Epidiolex para disminuir convulsiones. Su importación desde España tiene un costo de más de 50 mil pesos por un gotero de 20 mililitros. Si estuviera regulado el autocultivo en México esa cantidad podría bastar para que los padres de Diego cubrieran su tratamiento hasta por ocho años.
Así las cosas, pero a la 4T no parece importarles porque la ansiada regulación podría tomar alrededor de siete u ochos años.
Estilo mata carita
Otro tema que tampoco le importa al actual régimen es el del desabasto de medicamentos para niños con cáncer, lo cual cobró ya al menos las vidas de mil 600 menores. Por eso se convoca a la Gran Marcha Quimios Sí para el próximo 24 de julio en punto de las once de la mañana en el Ángel de la Independencia, para exigir que todas y todos los niños con cáncer de México reciban oportunamente sus tratamientos. Allá nos vemos.