Qué puede estar pasando por la mente del fiscal general de la República ahora que en estricto sentido tendría que estar integrando carpetas de investigación para procesar y enjuiciar por traición a la patria a los 95 senadores y 354 diputados del PRI, PAN, PVEM y Nueva Alianza que aprobaron la reforma energética de 2013.
No es una exageración, porque dígame usted si no: bajo esta misma lógica la Fiscalía General de la República acusa al excanciller Luis Videgaray de traición a la patria, a partir del testimonio de Emilio Lozoya.
Y es que según la acusación del exdirector general de Pemex “entre Peña Nieto y Videgaray existió un acuerdo para implementar un aparato organizado de poder que —desde las más altas esferas del régimen— instrumentó lo necesario para obtener beneficios que afectan la soberanía de México, sometiéndola a personas y grupos, nacionales y extranjeros”.
Si un poco de sentido común imperara en este asunto la misma suerte deberían correr quienes alzaron la mano para aprobar una reforma que otorgó beneficios que afectaron la soberanía de México, ¿no cree usted?
Pero como el sentido común es el menos común de los sentidos Emilio Lozoya, uno de los principales beneficiarios y orquestadores de tal afrenta a la nación, sigue tan campante en su casa sin que una mosca lo moleste, lanzando acusaciones que, dado el tiempo que ha transcurrido, están teniendo muchas dificultades para ser comprobadas.
¿No eran tan reveladores y contundentes sus testimonios? Todo indica que nomás no.
El caso Robles
Y pasando a otro tema, pero con el mismo personaje, Rosario Robles ha dado un paso trascendental en su proceso al acogerse al mecanismo de protección que la convierta en testigo colaborador, perfilando acusaciones contra Luis Videgaray como el orquestador de La estafa maestra que desvió millones a las campañas de Enrique Peña Nieto en 2012; de Antonio Meade en 2018, y hasta de Alfredo del Mazo en el Estado de México ese mismo año.
Aunque se pueda inferir que esto es una declaración de culpabilidad les puedo adelantar que esto no sucederá, puesto que los abogados defensores perfilarán un argumento de género en todo el caso ya que hasta ahora ningún otro funcionario de alto nivel, salvo ella que es mujer, ha pisado la cárcel. ¿Será también cuestión de apellidos?, ¿Robles o Lozoya?
Todo parece indicar que a la defensa de Rosario no le será difícil sustentar sus argumentos.
Sin ser jueza ni abogada para exonerarla o defenderla sí puedo afirmar sin lugar a dudas que es un exceso lo que están haciendo con ella. Al tiempo.
Estilo mata carita...
Ya por último qué decir del pase de charola que está haciendo el director de Pemex, entre sus subordinados, pidiendo que devuelvan su aguinaldo de manera voluntaria(mente a fuerzas), sin que supuestamente exista dolo, presión o cualquier tipo de coacción en contra de quienes decidan no hacerlo.
Pregúntome si el que la petición venga de tu jefe ¿no es ya una presión tácita para el trabajador?