NO TODO ES LA TRAGEDIA DEL COVID-19

Tienen detenida la iniciativa que busca evitar los recortes presupuestales en la salud.

Lourdes Mendoza
Columnas
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El drama de las miles de muertes por Covid-19 en México eclipsa otras tragedias paralelas, también relacionadas con el negligente manejo del sistema de salud en nuestro país.

Hoy el desabasto de medicinas para enfermos de cáncer y el retiro de los apoyos a las asociaciones civiles dedicadas a la atención de personas que no tienen acceso a servicios de salud toma tintes no dramáticos sino criminales.

Y es que con el argumento de que escuchar a las mujeres “cuesta”, los diputados morenistas Erasmo González y Miroslava Sánchez tienen detenida la iniciativa que busca evitar los recortes presupuestales en la salud, promovida por el Consejo Solidario para Mujeres con Cáncer de Mama en México.

Esta iniciativa lo único que pretende es que se escuche la voz de mujeres como la de Elisa Estrada, una joven de 23 años que renunció a su trabajo con derechohabiencia en el ISSSTE para acceder al Seguro Popular luego de varios diagnósticos erróneos.

Solo por medio de la Fundación de Cáncer de Mama (Fucam) Elisa logró un diagnóstico certero que la colocó en la ruta para recibir tratamiento, pero a los pocos meses de iniciar el procedimiento vinieron los anuncios de la desaparición del Seguro Popular y el recorte a los apoyos federales al Fucam.

Otro caso es el de Marisol Peniche, quien llegó al Fucam con los primeros síntomas. En poco más de un año, gracias a esta AC, fue intervenida en una de sus mamas y recibió un costoso tratamiento en la órbita del ojo izquierdo. Pero al igual que a Elisa en agosto de 2020 le informaron que la fundación no podrá seguir atendiéndolas por la cancelación de los subsidios que recibían mediante el extinto Seguro Popular.

Marisol y Elisa renuncian a sentarse a llorar por su situación y en cambio exigen congruencia en el discurso de la 4T, que dice ser un “gobierno de las mujeres” pero en los hechos las está dejando morir.

Farándula y pancracio

A quienes los partidos sí parecen tender la mano es a figuras del espectáculo y del deporte profesional para ver si el carisma de estos puede hacer por ellos lo que sus plataformas políticas no han logrado en lo electoral.

Uno de los más sonados hasta el momento es el caso de Paquita la del Barrio, quien en su destape como candidata a una diputación local en Misantla, Veracruz, dijo: “Yo no sé a qué vengo aquí, ¿me entendieron? Yo solo sé que hay personas detrás de mí que son las que me van a enseñar a manejar este asunto”. Así como lo lee.

Estilo mata carita...

Otro carismático, pero no necesariamente salido de la pantalla chica, es Gibrán Ramírez a quien la 4T le da trato de rockstar con sueldazos de más de un millón de pesos al año que nomás no parece desquitar, porque luego de su fallida candidatura a dirigir Morena no parece tener el mismo protagonismo tertuliano que antes. Eso sí, los sueldazos siguen llenándole el bolsillo.