Tal como lo anticipé en la columna de la semana pasada la discusión sobre la reforma electoral ya está encima, pero más allá de los partidos políticos la sociedad civil organizada convoca para el próximo 13 de noviembre a la Marcha por la Democracia, en defensa del INE, en todo el país.
Esto porque la propuesta de reforma electoral que impulsa la 4T plantea sustituir al INE por el Instituto Nacional de Elecciones y Consultas (INEC) y que los miembros de este nuevo órgano sean elegidos mediante voto popular.
Los convocantes son el Frente Cívico Nacional y Unid@s, los cuales consideran que con esta reforma el gobierno busca despojar a los ciudadanos del derecho de organizar las elecciones, lo que representaría “regresar a los tiempos en los que el gobierno determinaba al ganador en los procesos electorales”.
El hecho es que se espera una nutrida participación ciudadana, puesto que son miles los que ven un riesgo de regresión democrática, de volver a los tiempos en que el partido en el poder tenía el control de las elecciones y desde antes de la jornada de votación ya se sabía quién iba a ganar.
Son miles los que desde ahora dicen no a la reforma constitucional; no a una ley secundaria; no al debilitamiento presupuestal y no a la intervención en el nombramiento de consejeros.
El punto es que una parte del PRI ha sido doblegada por Morena y los tienen de su lado para sacar adelante muchos de los puntos medulares de la reforma; a ello habrá que añadir que la discusión será durante el Mundial de Futbol en Qatar y querrán aprovecharse de esta distracción para sacar adelante la aniquilación del que por mucho tiempo ha sido el garante de las elecciones transparentes en este país.
Drama migratorio
Pero además del drama electoral que se cierne sobre México, en la frontera con Estados Unidos se vive otra tragedia humana, la de los migrantes venezolanos, quienes en los últimos días han sido repelidos con balas de goma para impedirles cruzar la frontera y reunirse con sus familiares o huir del horror en que se ha convertido su país.
Lo más triste es que las situaciones que hemos visto las protagonizan personas de carne y hueso, que no le importan nada a la propia Venezuela, ni al gobierno mexicano, ni mucho menos al estadunidense.
En el último año creció 292% el número de venezolanos en la frontera. La extrema brutalidad con que los gobiernos de Texas, Florida y Arizona tratan a esta gente parece ser una estrategia para hacerle saber al presidente Joe Biden que la crisis migratoria es real, aunque el mandatario se niegue a reconocerla.
Estilo mata carita
Para terminar, una estampa más de las contradicciones de la 4T y sus aliados. Resulta que una tuitera expuso al “ideólogo izquierdista” Gerardo Fernández Noroña comprando en la tienda fifí City Market, especializada en productos gourmet, para aspiracionistas de cepa. Solo queda preguntarle: ¿dónde quedó la pobreza franciscana que tanto promueve el actual régimen?