DELTA A LA VISTA

“El acceso equitativo a las vacunas sigue siendo el mayor reto a nivel mundial en estos momentos”.

Lucy Bravo
Columnas
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A medida que la pandemia se acerca a su segundo año el coronavirus se transforma en un enemigo más complejo. Como todos los virus, el SARS-CoV-2 evoluciona y las nuevas cepas buscan escapar del sistema inmune. Esto significa que a menudo pueden acompañarse de mayores tasas de transmisión. La Organización Mundial de la Salud (OMS) identifica por lo menos cuatro variantes de preocupación: Alfa, Beta, Gamma y Delta; así como cuatro variantes de interés: Eta, Iota, Kappa y Lambda.

Sin duda, la variante Delta del SARS-CoV-2 ahora se ha vuelto la más notoria porque se detecta en al menos 100 países. De hecho se espera que en los próximos meses se convierta en la cepa dominante a nivel mundial, sobre todo en naciones con cobertura de vacunación baja según la propia OMS. Se cree que Delta —designada como una variante de preocupación en mayo— surgió en India y sería la responsable de la fuerte segunda ola en la que llegaron a registrar hasta 400 mil nuevos contagios en un solo día.

Se estima que la variante Delta es entre 40 y 60% más transmisible que la variante Alpha, que se detectó por primera vez en Reino Unido. Sin embargo, al igual que en India, esta variante parece que tomó por sorpresa a varios países, entre ellos Rusia y Estados Unidos. Esto a pesar de tener acceso a capacidades tecnológicas y recursos propios de las naciones más avanzadas del mundo. Muchos expertos señalan que esto se debe a una razón muy sencilla: la falta de concientización.

Apuesta

La evidencia sugiere que las vacunas contra el Covid-19 de Pfizer, AstraZeneca y Moderna son todas notablemente efectivas para prevenir enfermedades graves, hospitalización y muerte entre los pacientes que contraen la variante Delta. La inyección de Moderna incluso demuestra ser prometedora para producir anticuerpos que protegen contra esta cepa. Sin embargo, todavía no se tiene información suficiente para determinar el verdadero alcance de esta nueva cepa.

En nuestro país es un hecho que la tasa de contagios está al alza en estos momentos. La propia Secretaría de Salud habla ya de una tercera ola, pero cuando revisamos las cifras podemos ver también los efectos de la vacunación, sobre todo en la tasa de letalidad: mientras que en junio del año pasado era de 13.6%, este año se ubica en 5.29% y en lo que va de julio es aún menor, de 3.42%, frente a 9.39% del mismo mes del año pasado.

Por esta razón la apuesta es y tiene que seguir siendo acelerar el ritmo de vacunación. En Estados Unidos, por ejemplo, la variante Delta ya es responsable de más de la mitad de los nuevos contagios, pero 99% de los recientes fallecimientos es en población no vacunada. Los números hablan por sí solos.

Sin embargo, el acceso equitativo a las vacunas sigue siendo el mayor reto a nivel mundial en estos momentos. La mayoría de los expertos coincide en que la famosa inmunidad de rebaño no es un objetivo realista y que simplemente vamos a aprender a vivir con el virus, al igual que la influenza. Pero para lograr detener lo que llamamos “pandemia” tenemos que aminorar las hospitalizaciones y defunciones. En este sentido no hay otra alternativa que las vacunas, aunque para muchos países eso sigue siendo una realidad muy distante. Mientras tanto, el virus seguirá su curso.

Lexema El epidemiólogo estadunidense Marc Lipstich dijo recientemente que “la pandemia de Covid-19 es como navegar en alta mar y apenas nos estamos subiendo a una balsa salvavidas. La tierra firme aún está muy lejos”. Ahora nos toca aprender de los errores del pasado y evitar el naufragio.