EL 3 DE NOVIEMBRE PIERDE ESTADOS UNIDOS

Lucy Bravo
Columnas
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El próximo 3 de noviembre los estadunidenses acudirán a las urnas en una elección que se pronostica romperá todos los récords. Tan solo con los más de 65 millones de votos emitidos de manera anticipada todo indica que estamos ante un parteaguas en la política norteamericana. Pero sin importar quién resulte ganador el que pierde es Estados Unidos. Las fuerzas detrás de la polarización que llevaron a Donald Trump al poder no desaparecerán con la posible llegada de Joe Biden o, en el caso contrario, si el republicano permanece en la Casa Blanca el reto para las instituciones será mayúsculo.

Se reelija o no el mayor legado de Trump es el cambio radical que ya logró en la balanza ideológica de la Corte Suprema. Esto debido a que la mayoría republicana le otorgó una última victoria al neoyorquino al ratificar en tiempo récord la llegada de la jueza nominada por el mandatario, Amy Coney Barrett, con lo que los conservadores ahora tienen mayoría de seis a tres en el tribunal, mismo que será puesto a prueba si Trump no acepta los resultados. De hecho 52% de los estadunidenses cree que la elección se resolverá en las cortes.

En ese momento quien finalmente resulte ganador tendrá poco más de dos meses para prepararse para asumir el liderazgo de un país que todavía sufre una pandemia sin precedente, con más de doce millones de estadunidenses desempleados, decenas de millones de niños fuera de la escuela y casi 330 mil muertes por Covid-19. A esto se suma una latente tensión por las históricas deudas del racismo que se manifiestan no solo en los casos de abuso policiaco sino además en las evidentes disparidades en el acceso a la vivienda, la educación, el empleo, la salud y el sistema de justicia para la población afroamericana.

Claroscuro

Las transiciones pueden ser un desafío incluso en las mejores circunstancias. Y Trump no se caracteriza precisamente por un temperamento predispuesto a la estabilidad. Incluso cuando era el presidente entrante su llegada a la Casa Blanca fue extraordinariamente azarosa y desorganizada. Y con todo lo que está en juego para él y su familia su administración hará hasta lo imposible por permanecer en el poder.

Quizá no lo recuerden pero la contienda inició en medio de un juicio político contra Trump y ahora eso parece una distante reminiscencia. La pandemia de coronavirus ha cambiado todo en 2020, incluido lo que podemos esperar del acto final de las elecciones. Ni la más reciente vorágine de escándalos en torno del mandatario ha logrado desviar el foco de atención a la verdadera tragedia que atraviesa EU. Y no es para menos: la elección del próximo martes es y siempre ha sido un referéndum sobre Trump. Solo que el único a quien no le avisaron fue a Trump, quien prefirió seguir con su discurso de hace cuatro años y minimizar hasta el último minuto de su campaña el brote de coronavirus.

En la política todos los errores se cobran pero en tiempos de elecciones se cobran mucho más caros. Y esto no solo coloca en riesgo a Trump sino a todo el liderazgo republicano que durante cuatro años permitió que el neoyorquino secuestrara al partido, lo que se ha desbordado en las calles con confrontaciones cada vez más violentas entre grupos de la extrema derecha y sus opuestos demócratas.

Hace cuatro años escribía en estas páginas que tras la llegada de Trump era inevitable recordar las palabras del filósofo italiano Antonio Gramsci: “El viejo mundo se muere. El nuevo tarda en aparecer. Y en ese claroscuro surgen los monstruos”. Ese es el caso de EU, que cuando despertó del sueño populista los monstruos de la desigualdad, el rezago de las minorías y la falta de oportunidades para la clase blanca obrera seguían ahí. Ahora se suman a esto miles y miles de muertes. Y eso difícilmente se olvida en la soledad de la urna.

Lexema Los partidarios de Trump lo llevaron a la Presidencia bajo la noción de haber iniciado una “revolución”, palabra que proviene del latín revolutio, que significa “una vuelta”. Pero si algo nos ha enseñado la historia es que las revoluciones no siempre acaban donde pretendían y solo vuelven al punto de partida.