EL DILEMA MACRON

“En esta ocasión la carrera será mucho más cerrada”.

Lucy Bravo
Columnas
BRAVO-AP22098372332165.jpg

Twitter: @BravoLucy

Hasta hace unas semanas todo parecía indicar que Emmanuel Macron se convertiría en el primer presidente de Francia en reelegirse en los últimos 20 años. Pero hoy ese escenario se desdibujó tras los resultados de la primera ronda de votaciones y el centrista no puede aún asegurar que se ahorrará esa mudanza. Ahora deberá enfrentarse, una vez más, a Marine Le Pen, líder del partido nacionalista-populista Agrupación Nacional, en la segunda ronda de elecciones del 24 de abril.

Luego de obtener 27.6% de los votos en los comicios del 10 de abril, Macron quedó en primer lugar, pero en un muy cercano segundo lugar Le Pen obtuvo 23.4 por ciento.

Cuando estos dos candidatos se enfrentaron en 2017, Macron la derrotó por 66 a 34% en la segunda ronda. Pero las más recientes encuestas indican que en esta ocasión la carrera será mucho más cerrada. Y eso debería preocupar al ocupante del Elíseo, convertido en un estandarte del centro en momentos en que la política en todo el mundo no tiene tiempo para moderados.

En aquel entonces Macron se convirtió en el presidente más joven de Francia. Pero la elección del exbanquero, que ahora tiene 44 años, fue vista más que como la hazaña de un político joven como una victoria contra la oleada populista y nacionalista que se avecinaba tras la elección de Donald Trump a la Casa Blanca y el voto de Gran Bretaña para abandonar la Unión Europea (UE), ambos en 2016.

A diferencia de Le Pen, Macron es un ferviente defensor de la colaboración europea y hoy más que nunca se coloca al frente del esfuerzo europeo para detener la invasión rusa en Ucrania. Pero ese es precisamente el mayor dilema que podrían enfrentar los electores en las urnas: sin duda muchos franceses se preguntan si la agresión de Vladimir Putin es producto de un liderazgo fallido del mandatario saliente al centro de la UE o si, al contrario, se necesita fortalecer al bloque hoy más que nunca con uno de sus principales defensores tras la partida de su buena amiga la excanciller alemana Angela Merkel.

Apetito

En lugar de confrontar al presidente de Rusia, el francés abogó por construir puentes. En su momento incluso quiso restar importancia a la OTAN, a la que acusó de sufrir “muerte cerebral”. Sin embargo, como ha demostrado la guerra en Ucrania, el papel de la Alianza Atlántica en la defensa de Europa es indispensable. Sin embargo, los efectos del Covid-19 y la ofensiva rusa se resienten en el bolsillo de los franceses. La inflación y el alza de precios en energía que golpea con especial dureza a los hogares de bajos ingresos se convirtieron en temas dominantes de las elecciones. Y ahí Le Pen supo venderse como la candidata de la clase media, a pesar de haber crecido en un estrato privilegiado.

No obstante el impulso que disfruta Le Pen, su camino hacia el Elíseo sigue siendo cuesta arriba. La idea de una presidencia suya puede haberse vuelto más aceptable para muchos, pero una gran mayoría del electorado todavía piensa que Macron tiene más estatura presidencial que la líder de extrema derecha. Si bien ya no está a favor de que Francia abandone la UE, muchas de sus propuestas conducirían inevitablemente a una confrontación directa con Bruselas. Ella quiere recortar unilateralmente las contribuciones francesas al presupuesto eurocomunitario y restringir los derechos de los ciudadanos de la UE en Francia. La pregunta es: ¿tienen los franceses apetito por otros cinco años de gobierno centrista o le apostarán a lo único cercano a una oposición con la extrema derecha, aún si de por medio está el futuro de la UE?

Lexema En 2016 Macron escribió: “Si no nos recuperamos en cinco o diez años, Le Pen estará en el poder”. Y al parecer sus palabras son tan ciertas hoy como lo fueron entonces.