EL FUTURO EN JUEGO

Lucy Bravo
Columnas
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Mucha tinta se ha vertido en estas páginas para hablar de la contienda electoral estadunidense. Pero verla a través del lente de un simple referéndum sobre el abanderado de los movimientos populistas no es suficiente. Aunque la política exterior apenas si ha figurado en esta contienda, para el resto del mundo el resultado de los comicios será posiblemente el más trascendental de la historia.

La verdadera prueba de fuego para el cataclismo político que representa Donald Trump no fue su llegada a la Casa Blanca sino la permanencia de su visión en el asiento más poderoso del planeta.

Todas las elecciones estadunidenses tienen un impacto global, pero esta vez hay dos temas donde estará en juego nuestra existencia misma: la crisis climática y la proliferación nuclear, puntos en los que los dos candidatos presidenciales no podrían estar más separados.

Si bien estamos acostumbrados al espectáculo de la política que se monta y se transforma cada cuatro años, muchos han perdido de vista lo que está por definirse. Incluso para los votantes. De hecho el cambio climático ocupa apenas el penúltimo lugar en la lista de las doce principales preocupaciones del electorado, de acuerdo con un reciente estudio de Pew Research Center, y el armamento nuclear ni siquiera figura.

Resulta paradójico que en una era que muchos califican como la nueva Guerra Fría lo que menos ocupa los reflectores es la proliferación de armas que atenten contra nuestra supervivencia. Tan solo la semana pasada Corea del Norte develó un nuevo misil balístico intercontinental en una bofetada más a la fallida política exterior de la administración Trump.

Pero los fracasos en esta materia no terminan ahí para el republicano, quien está desesperado por vender algún logro en el escenario internacional tras su paso por la Presidencia. Entre tanto acuerdo de paz entre Israel, aliado incondicional de Estados Unidos y varios Estados árabes, Trump permanece inmóvil ante la avanzada de varias potencias nucleares, entre ellas Irán y Rusia. Pero de esto no se habla en los famosos mítines del neoyorquino.

Mucho menos en su escueto manifiesto de política exterior, donde en cinco puntos y entre eslóganes de campaña define su visión sobre el papel de EU en el mundo. A pesar de que la Unión Americana sigue siendo el segundo mayor emisor de Gases de Efecto Invernadero del planeta y la huella de carbono de un estadunidense promedio es el doble que la de un ciudadano europeo o chino, las palabras “medio ambiente” no aparecen una sola vez.

Implicaciones

En contraste su oponente, Joe Biden, promete regresar al acuerdo climático de París en el primer día de su presidencia. También afirma que la crisis por el cambio climático será una prioridad de seguridad nacional y esboza un plan para gastar dos billones de dólares en energía limpia.

Las implicaciones de un cambio de liderazgo en EU nunca han sido irrelevantes. Como muestra de ello están la guerra comercial emprendida contra China y las afectaciones en las cadenas de suministro y producción alrededor del mundo, afectando millones de empleos. Pero en momentos en que el mundo se enfrenta a una de las peores crisis sanitarias, económicas y sociales de la historia los resultados de la noche del 3 de noviembre serán más cruciales que nunca.

Lexema La “negación” proviene de la palabra latina negatĭo, que se refiere a la acción de negar. Pero en sicología se utiliza para describir mecanismos de autodefensa para crear barreras subconscientes entre la persona y un hecho en específico. A estas alturas es difícil saber si estamos ante la negación de la destrucción del planeta o solo es simple indiferencia.