EL INEVITABLE 2022

“Solo 8.4% de la población mundial vive en una democracia plena”.

Lucy Bravo
Columnas
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No es ningún secreto que 2021 fue un año complicado. Pero si lo comparamos con el que está por iniciar quizá lo vamos a extrañar. Si bien llegaron las vacunas como un rayo de esperanza para combatir la pandemia, la inseguridad económica se profundizó y los conflictos bélicos estuvieron muy presentes, con todo y el virus mortal.

La diferencia es que como los últimos doce meses se han sentido como doce años ya no recordamos lo sucedido, por ejemplo, en la Franja de Gaza en mayo pasado o el regreso al poder del Talibán en Afganistán tras 20 años de ocupación de Estados Unidos y sus aliados.

Sin embargo, hay algo más que se agravó en este segundo año de pandemia global, pero hemos estado muy distraídos para darnos cuenta: es muy probable que 2021 se consolide como el decimosexto año consecutivo de declive de la libertad mundial y esto podría estallarnos en la cara en 2022.

Cada año la Economist Intelligence Unit publica su encuesta anual Índice de la democracia, que califica el estado de la democracia en 167 países con base en cinco medidas: el pluralismo, el funcionamiento del gobierno, la participación política, la cultura política democrática y las libertades civiles. Y en la última entrega encontró que solo 8.4% de la población mundial vive en una democracia plena, mientras que más de un tercio vive bajo un gobierno autoritario.

Aún está por publicar su balance anual, pero no debería sorprendernos si no hay una mejora considerable. Y es que debemos admitir que cualquier amenaza a las instituciones democráticas que ya existía antes al brote de un nuevo coronavirus en Wuhan, China, solo se agravó durante la pandemia. Para bien o para mal, los políticos revelaron su verdadera identidad en el manejo de esta crisis y el daño a la confianza de los ciudadanos en sus liderazgos ya está hecho. A todos los líderes por igual los tomó por sorpresa, pero a nadie vimos preocupado por las implicaciones a largo plazo de sus decisiones.

Amenazas

Lo preocupante aquí es que en medio de este panorama varios países acudirán a las urnas el próximo año. En Estados Unidos los votantes medirán una vez más a qué grado ha crecido la polarización partidista en los comicios intermedios, donde estará en juego nada más y nada menos que el control del Congreso. A esto hay que sumarle el decepcionante desempeño del presidente Joe Biden, quien sigue rompiendo récords de impopularidad cada semana. Esto solo convierte al regreso de Donald Trump a la política en una realidad inminente. Ya recaudó más de 100 millones de dólares solo al insinuar que lo hará.

Por si esto fuera poco, el próximo año también acudirán a las urnas en Francia y en Brasil. En el primer caso la amenaza populista de la candidata de la extrema derecha, Marine Le Pen, está más latente que nunca toda vez que un gran porcentaje de la población no está de acuerdo con el manejo de la pandemia del centrista y actual presidente, Emmanuel Macron. Según las últimas encuestas estos dos aspirantes llegarían sin problemas a la segunda ronda de votaciones.

Y en Brasil el actual mandatario de ultraderecha ha minado tanto la confianza en las instituciones democráticas, que muchos aseveran que la elección misma está en riesgo. Aun con el resurgimiento de las cenizas, cual ave fénix, del mítico Luiz Inácio Lula da Silva, quien ya encabeza muchas encuestas, es muy probable que estalle la violencia en las calles por un conflicto electoral.

Lexema La semana pasada terminó la era de Ángela Merkel en la política alemana. Sin embargo, muchos señalan que con ella también se ha ido el último bastión de defensa de la democracia global. Su voz dejará un vacío inmenso. Y en momentos en los que un viejo conocido como Trump podría anunciar su regreso triunfal el pronóstico apunta a un 2022 poco alentador. Muchos atribuyen a Martin Lutero la siguiente frase: “Nada provoca más miseria que la incertidumbre”. Y no es de extrañar que resonará entonces.