EL MURO

“Seguiremos viendo caravanas migrantes que son ‘contenidas’ de manera caótica”.

Lucy Bravo
Columnas
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Para quienes creían que con la salida de Donald Trump sus políticas migratorias se acabarían, la realidad es otra. No podemos comprender lo sucedido este fin de semana en la frontera sur sin entender lo que pasa en la frontera norte. Y es que a pesar de todos los discursos de Joe Biden, las visitas de alto nivel de su gabinete y la insistencia de que México es un país soberano que dicta sus propias políticas migratorias, la realidad es que tenemos una crisis migratoria en nuestras manos y con cada día que pasa solo se agrava.

Lo que vimos hace unos días al sur del país con la brutal represión a una caravana de 500 migrantes que salió de Chiapas rumbo a Estados Unidos fue tan solo un estallido, pero el detonante viene de mucho tiempo atrás.

Hoy hay dos grandes temas pendientes en materia migratoria con EU: el programa Quédate en México y el famoso Artículo 42, ambos mecanismos instaurados por Trump que básicamente convirtieron a México en su muro fronterizo.

Biden intentó anular el primero a su llegada a la Casa Blanca, pero el asunto llegó hasta la Corte Suprema, la cual decidió que debía respetar el fallo del juez que la reinstaló. Y en el segundo, bajo el pretexto de la pandemia, EU deporta a todo aquel que llegue a su país de manera ilegal sin la necesidad de iniciar un trámite migratorio.

Para darnos una idea de la magnitud del problema: más de 70 mil migrantes centroamericanos fueron deportados a México durante 2019 para esperar el proceso de solicitud de asilo, pero 44% no logró concluir el proceso por el simple y sencillo hecho de no recibir el aviso de su cita para acudir a la audiencia. De los diez mil que sí lograron litigar su caso frente a un juez, solo once recibieron asilo en EU.

En 2020 los procesos se detuvieron por completo y se expulsó a poco más de 185 mil migrantes, según cifras de Inmigración y Control de Aduanas. Sin embargo, a esto hay que sumar las deportaciones bajo el título 42 en ese mismo periodo: casi 200 mil. Y la gran mayoría de estos migrantes se encuentran tanto en la frontera norte como en la sur de nuestro país.

Responsabilidades

Si bien el gobierno de México afirma que su política migratoria se diseña y se ejecuta de manera soberana, no se posicionó de manera contundente con respecto del fallo del máximo tribunal estadunidense. Se aseguró que se apuesta por el diálogo, pero sabemos que se trata de una relación bilateral que ha pasado por varios baches y no termina de madurar.

La realidad es que hoy EU opera un aparato de deportación que funciona a la perfección y que de poco o nada sirven las declaratorias de buenas intenciones entre ambos gobiernos. Si bien las dos administraciones coinciden en la necesidad de impulsar medidas económicas en los países del llamado Triángulo Norte de Centroamérica (Guatemala, El Salvador y Honduras) para detener la migración, la verdad es que esos programas son muy costosos y sus efectos no serán visibles en el corto plazo.

Hay mucho que el gobierno de EU podría hacer para aliviar un poco la situación, como seguir impugnando la decisión de la Corte Suprema bajo los criterios de la legalidad misma del programa; o ejercer mayor presión a las distintas instancias de su sistema migratorio; incluso entablar un diálogo con sus pares en México y Centroamérica para exigir el respeto a los derechos humanos de los migrantes. Pero en realidad no tiene ningún incentivo para hacerlo. Hoy sus prioridades son otras.

Mientras tanto seguiremos viendo más y más caravanas migrantes que son “contenidas” de manera caótica y desmedida. No se puede exigir un trato digno a los migrantes si los propios gobiernos no asumen una responsabilidad compartida. Basta con recordar que en 2019, de acuerdo con una encuesta de Parametría, 58% de los mexicanos rechazaba la entrada de migrantes a nuestro país.

Lexema George Washington alguna vez dijo que “siempre había esperado que esta tierra pudiera convertirse en un asilo seguro y agradable para la parte virtuosa y perseguida de la humanidad, de cualquier nación a la que pertenezcan”, pero como hemos visto los discursos difícilmente se cumplen.