LA OTRA GUERRA

Migrantes: en mayor riesgo de contagio que otros sectores de la población.

Lucy Bravo
Columnas
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En días recientes se dieron a conocer imágenes de la policía francesa desmantelando violentamente un campamento de migrantes improvisado en el corazón de París. Los agentes no solo obligaron a la gente a salir de las tiendas sino que la persiguieron por las calles, le lanzaron gases lacrimógenos y le gritaban toda clase de insultos. Una postal que de repente nos descolocó de la realidad de la pandemia de Covid-19 y nos recordó que para muchos la tragedia sigue su curso con o sin confinamiento.

Los campamentos improvisados en París, especialmente en su extremo norte, se han convertido en un problema crónico. De hecho la policía expulsa de manera frecuente a cientos o incluso miles de personas de esos asentamientos de la noche a la mañana… solo para encontrarlos instalados en un nuevo punto de la ciudad al día siguiente.

Pero esta reciente ofensiva alimentó la creciente indignación por las nuevas y duras políticas de seguridad del gobierno de Emmanuel Macron. De hecho los videos se dieron a conocer el mismo día en que los diputados galos aprobaron el controvertido proyecto de ley sobre seguridad global que penaliza la difusión maliciosa de imágenes precisamente de la policía, bajo el cobijo de la lucha contra el terrorismo.

Sin embargo muchos creen que se trata de un cheque en blanco para las fuerzas del orden en momentos en que el escrutinio contra la brutalidad policiaca cobra fuerza en todo el mundo. Incluso la Comisión Europea, con sede en Bruselas, se pronunció al respecto y aseguró que los periodistas deben poder “hacer su trabajo libremente y con seguridad”.

Diferencias

Esta ley le sigue a una serie de ataques terroristas recientes, como el ocurrido en una basílica en Niza que dejó tres muertos y la decapitación de un maestro en un suburbio de París. Pero sus críticos aseguran que es demasiada ambigua porque prevé penas de hasta un año de prisión o multas de hasta 45 mil euros por la difusión de “la imagen del rostro o cualquier otro elemento de identificación” de los integrantes de la fuerza policial en intervención, cuando esto “dañe” su “integridad física o sicológica”.

El enorme aumento de la migración a Europa a través del Mediterráneo desde 2015, impulsado por la guerra civil siria y otros conflictos, disminuyó en gran medida por la crisis del coronavirus pero muchos solicitantes de asilo aún viven en condiciones precarias en el continente, sin hogar y desempleados. Algo que los coloca en mayor riesgo de contagio que otros sectores de la población.

No es ningún secreto que esta pandemia desnuda a todos los gobiernos del mundo. Y aunque algunos creerían que en momentos de grandes calamidades muchos de los conflictos, abusos a los derechos humanos y violencias cesarían o serían reexaminados bajo el lente de un reto que nos une a todos la realidad es que el virus solo profundiza aún más nuestras diferencias.

Lexema La palabra solidaridad proviene del vocablo latino solidus, que entre sus múltiples acepciones destaca la adhesión a la causa de otros como propia. Pero quizás, al igual que otros líderes, el presidente francés olvidó que estamos en guerra contra el virus, no entre nosotros.