Luego de cinco años y un Donald Trump de por medio, los líderes de México, Estados Unidos y Canadá se reunieron por primera vez en noviembre pasado. En aquel entonces las sonrisas para las cámaras no faltaron, pero el encuentro dejó mucho qué desear en términos de acuerdos concretos para resolver las múltiples crisis que acechan la relación trilateral.
Sin embargo, esta semana los “three amigos” no solo volverán a verse, sino que lo harán en Palacio Nacional. Y la migración sigue siendo, aunque no lo nombren así, el elefante en la habitación de la agenda de la Cumbre de Líderes de América del Norte (CLAN).
Tan solo en las últimas semanas lo mismo hemos visto al gobernador republicano Greg Abbott armando la frontera hasta con alambre de púas, como si se tratara de una zona de guerra, que a miles de migrantes desesperados irrumpir de manera violenta en una de las oficinas de la Comisión de Ayuda para Refugiados en Tapachula, Chiapas. Es decir, el caos total.
Pero esto no es nada nuevo. Entre enero de 2019 y octubre de 2022 se registraron 701 mil 72 eventos de presentación ante estaciones migratorias y 219 mil 583 eventos de canalización de Niñas, Niños y Adolescentes (NNA) hacia albergues del sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF), según datos de la Secretaría de Gobernación.
Y la mayoría de estos migrantes hoy se ven obligados a esperar en nuestro lado de la frontera mientras los gobiernos siguen jugando a hacer política.
Colapso
Por más promesas de campaña que se hagan la realidad es que la política migratoria de nuestro vecino del norte ha sido todo menos clara. Si bien con la llegada de Joe Biden a la Casa Blanca se logró cambiar la narrativa al dejar de llamar “delincuentes” a los migrantes, las políticas de Trump siguen más presentes que nunca. Para muestra lo ocurrido hace apenas unas semanas con el Título 42 (medida que permite rechazar a los migrantes de manera inmediata para prevenir posibles contagios por Covid-19), el cual fue prorrogado una vez más tras las quejas de varios gobernadores republicanos en los tribunales. Es decir, se sigue utilizando una medida sanitaria como principal política migratoria.
Aunque la Casa Blanca insiste una y otra vez en afirmar que su enfoque es distinto a las administraciones anteriores, no solo no se alcanza ningún resultado concreto y visible en la estrategia migratoria de Biden enfocada en atender las causas de la migración, encabezada por la vicepresidenta Kamala Harris, sino que la situación ha empeorado desde su visita a México y a los países del llamado Triángulo Norte en mayo de 2021.
No es ningún secreto que en los últimos diez años México se ha convertido en el principal corredor migratorio, pero esto ha colapsado la infraestructura para acoger a los migrantes de las ciudades fronterizas. Sí, lo que se necesita son recursos y una verdadera rendición de cuentas a todos esos gobiernos de los países de origen que les han fallado a los migrantes.
Temas sobre la mesa habrá muchos para los tres socios. Que si las consultas en materia energética en el marco del TMEC, que si la detención de Ovidio Guzmán llegó en un momento excepcionalmente conveniente para arrancar con buenas cuentas la cumbre trilateral… bueno, hasta el aeropuerto que sería utilizado para recibir a los mandatarios fue tema de conversación previo a la visita.
Sin embargo, sería una pena que una vez más este encuentro se quede en intenciones y promesas de trabajo que de nada servirán para aliviar la crisis humanitaria que atraviesa la frontera entre México y Estados Unidos, la más transitada del planeta.
Lexema Dicen por ahí que la diplomacia es el arte de lo posible, no de lo deseable. Solo esperamos que los “three amigos” no repitan los mismos errores del pasado al olvidar lo que es urgente.