MÉXICO, LA PIÑATA ELECTORAL

“Supera por 17 puntos a su principal contrincante”.

Lucy Bravo
Columnas
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En medio de las críticas que afirman que su campaña ha tenido un comienzo desastroso, Donald Trump reapareció en Nueva Hampshire para lanzar su tercera campaña rumbo a la Casa Blanca. Declaró estar “más enojado” y “más comprometido” que nunca, mientras apuntó sus misiles retóricos a un viejo conocido: México.

Vestido de traje oscuro y corbata roja, el republicano busca revivir su carrera política con los temas antiinmigrantes de su campaña original de 2015 y reveló que presionó al gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador para aceptar el Protocolo de Protección de Migrantes (MPP), conocido como Quédate en México, algo que desató una inmediata respuesta de las autoridades mexicanas.

Pero aquí lo relevante es que no hay nada nuevo bajo el Sol: también dirigió sus dardos a las políticas migratorias de la actual administración estadunidense asegurando que su país tiene las “fronteras abiertas cuando deberían estar cerradas” ¿Déjà vu? Claro. ¿Funcionará? Todo es posible.

El exmandatario ha demostrado una y otra vez que contra todo pronóstico es lo más cercano a un ave fénix de la política estadunidense. Claro, no podemos olvidar que pesan sobre él investigaciones por su papel en el asalto al Capitolio, acusaciones de fraude fiscal, señalamientos por mal manejo de documentos confidenciales e intentos de revertir resultados electorales; pero todo se le resbala.

La ausencia de varios republicanos de alto perfil y funcionarios estatales en su reaparición también generó dudas sobre el alcance del apoyo detrás de la candidatura de Trump para 2024, especialmente dado que muchos de los candidatos ungidos por el magnate se quedaron cortos en las elecciones intermedias de noviembre pasado.

Sin embargo, los paralelismos con su primera contienda presidencial también nos recuerdan cómo fue el arranque de su campaña, cuando el establishment republicano no solo lo rechazaba, sino que se mofaba abiertamente de él. Meses después subir al escenario con él era una especie de rito de iniciación. El trumpismo había nacido.

Estrategia de campaña

A su vez, basta con revisar las últimas encuestas de Morning Consult, firma que hace un seguimiento puntual de los principales aspirantes a la candidatura republicana, para darse cuenta de que la “magia de Trump”, o mejor dicho, su base no ha desaparecido. De hecho, supera por 17 puntos a su principal contrincante: el gobernador de Florida, Ron DeSantis.

En su segundo acto, en Carolina del Sur, prometió aumentar la seguridad en la frontera con México, así como “desatar los vastos recursos energéticos de Estados Unidos”. ¿Será acaso otro guiño a las batallas legales por venir, en medio de disputas comerciales en materia energética en el marco del TMEC?

Los discursos de Trump llegaron la misma semana en la que Mike Pompeo, exsecretario de Estado norteamericano, hizo una serie de afirmaciones sobre las negociaciones que sostuvo con el gobierno mexicano en su libro de memorias Nunca ceder ni una pulgada. Algo que claramente solo puede ser calificado como una estrategia de campaña que los republicanos saben que les funciona: México como piñata electoral.

Aquí la pregunta es: ¿cómo navegarán las autoridades mexicanas estas aguas, mientras nuestro propio país se adentra en una elección presidencial?