MINORÍAS: ENTRE LA PANDEMIA Y LA ELECCIÓN

Muchos indocumentados forman parte de la fuerza invisible que ha sostenido a EU durante la pandemia.

Lucy Bravo
Columnas
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Después de dos meses de confinamiento el virtual candidato demócrata a la Presidencia norteamericana, Joe Biden, finalmente reapareció en público. Pero su discreta participación en un evento para conmemorar el Día de los Caídos no podría ser más contrastante con las de Donald Trump, quien en las últimas semanas ha viajado a Arizona, Pensilvania y Michigan a pesar del brote de Covid-19. Estados Unidos ha superado los 100 mil muertos por coronavirus, pero el mandatario está más preocupado en criticar el uso del cubrebocas de su contrincante.

Trump ha elegido a estos estados para retomar su campaña presidencial y promover su mensaje de reapertura económica. Pero tampoco ha perdido el tiempo para avanzar con su agenda antiinmigrante, bajo el argumento de proteger a su país de un enemigo invisible: el coronavirus. Esta semana el republicano añadió a Brasil a la lista de países cuyos viajeros tienen prohibida la entrada a Estados Unidos y cerró de manera indefinida la frontera sur a cualquier solicitante de asilo.

La administración Trump utiliza estas mismas banderas falsas y temores racistas para deportar y expulsar a más inmigrantes. De hecho los centros de detención de migrantes se han convertido en importantes focos de infección. Hasta principios de mayo el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de EU confirmó 490 casos de Covid-19 en una población estimada de 31 mil detenidos. Pero solo mil 30 detenidos habían sido evaluados.

Votantes

Muchos de estos migrantes indocumentados forman parte de la fuerza invisible que ha sostenido al país norteamericano durante la pandemia. Un informe reciente del Centro de Estudios de Migración encontró que más de 19 millones de inmigrantes trabajan en los llamados sectores “esenciales”, como la agricultura, la producción de alimentos y bebidas, los supermercados y las tiendas minoristas. Y muchos de ellos, a pesar de pagar impuestos, no tienen acceso alguno a servicios de salud.

Por otra parte, Trump parece olvidar que en noviembre próximo los hispanos serán, por primera vez, el mayor bloque de votantes inmigrantes a nivel nacional. Aunque también han sido de los más afectados por el coronavirus de acuerdo con el Pew Research Center: 61% perdió su trabajo, en comparación con 33% de la población general, mientras que 41% ya no puede cubrir sus gastos y 25% ha enfermado o tiene algún familiar contagiado por Covid-19.

Pero no solo son los latinos. Una de cada diez personas elegibles para votar en las elecciones presidenciales de este año es inmigrante. Este número se duplicó desde 2000. Y la mayoría de estos 23 millones de ciudadanos naturalizados viven en solo cinco estados. El voto hispano se concentra principalmente en California, Florida y Texas, con 37, 54 y 52%, respectivamente.

Mientras, los ciudadanos de origen asiático representan el segundo grupo de votantes inmigrantes para las elecciones de noviembre próximo, con concentraciones importantes en Nueva York y Nueva Jersey (26 y 30%); aunque en California superan a los latinos por seis puntos porcentuales.

La pandemia obligará a las campañas políticas a repensar la forma en que interactúan con los votantes de origen extranjero, hispanos en particular, en medio de una enfermedad que no distingue país de origen ni de destino, pero cuyos impactos claramente no serán uniformes.

Lexema En 1829 Noah Webster acuñó el término “inmigrante” en su Diccionario americano del idioma inglés para referirse al hecho de trasladarse a un país con fines de residencia permanente. Y no hay virus más permanente que el miedo a ser desplazado o invadido por los otros.