TRUMP POR SIEMPRE

 

Lucy Bravo
Columnas
Ilustracio?n
AP

Luego de una tumultuosa semana Donald Trump comprobó una vez más que uno de los peores pecados que un político puede cometer no es violar la Constitución sino ser aburrido. Como si se tratara de un programa de televisión el republicano encontró la manera de convertir su juicio político, el discurso del Estado de la Unión y las elecciones primarias demócratas en un espectáculo que le seguirá redituando durante mucho tiempo.

Trump no es un animal político pero sí hace de la política un entretenimiento animalesco donde lo único que importa es sorprender al entumecido televidente. Y el caucus demócrata de Iowa —punto de partida de las elecciones primarias— solo se convirtió en la antesala de lo que sería la semana más victoriosa para el mandatario hasta la fecha. Ni siquiera su triunfo electoral de 2016 se compara al cataclismo político que acabamos de presenciar. Y todo indica que “Trump 2.0” apenas comienza.

La absolución en el Senado de los cargos de abuso de poder y de obstrucción al Congreso contra el magnate neoyorquino pasarán a la historia como el día en que 52 votos dinamitaron la democracia estadunidense y todo lo que representa la investidura presidencial.

Muchos de los políticos republicanos que participaron en ese juicio utilizaron la ya conocida “doctrina del shock” para mitigar los efectos del escándalo. Recordemos que este término, acuñado por la periodista Naomi Klein, se refiere al aprovechamiento de las crisis, tanto naturales como sociales, para impulsar reformas políticas o económicas profundamente impopulares.

Al parecer la receta sigue funcionando a la perfección. “Lo que presenciaremos es una representación teatral televisada organizada por los demócratas”, dijo el representante republicano Devin Nunes a los medios de comunicación momentos antes de iniciar las audiencias contra Trump. Y tenía razón: no hay mayor farsa que la de un juicio cuyo veredicto ya conocíamos todos. Pero los aliados del presidente en el Senado no se detuvieron ahí. En las últimas semanas el pueblo estadunidense pudo deleitarse de actuaciones superiores a las de los nominados a los Premios Oscar, con legisladores capaces de ocultar cualquier ápice de sorpresa o indignación ante las distintas revelaciones, mientras aplaudían como porristas cada declaración de la defensa de la Casa Blanca.

Lección

Trump ha sobrevivido a la última y más grave crisis de su presidencia. Como siempre no parece haber aprendido nada ya que minutos después de la votación en el Senado publicó un irónico video en redes sociales con una clara alusión a una reelección tras otra con el mensaje de “Trump por siempre”. Aunque este tipo de burlas se han vuelto rutinarias y solo desatan suspiros de hartazgo colectivo, la realidad es que tras su reciente absolución el magnate solo se volverá más impredecible y problemático. Después de todo se siente intocable.

Aunque el republicano mintió cada dos minutos y medio durante el Estado de la Unión los titulares no se centraron en el hecho de que el presidente haya mentido al Congreso y a la nación sino más bien que Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de Representantes, rompió una copia impresa del discurso momentos después de su entrega.

Al parecer la líder demócrata parece haber aprendido una sola cosa de Trump: la política sin un espectáculo ya no es política. Pero tal vez ya es demasiado tarde.