2020: 75 AÑOS DEL FIN DE AUSCHWITZ

Se debe concienciar a las nuevas generaciones para que nunca más ocurra un Holocausto.

Masha Zepeda
Columnas
Foto: Especial
Foto: Especial

El lunes 27 de enero de 2020 se cumplieron 75 años de la liberación del terrible campo de concentración de Auschwitz en la Polonia ocupada por los nazis, cuando el Ejército ruso puso en libertad a los sobrevivientes.

La numeralia es terrible y no clara: se calcula que fueron enviados ahí cerca de un millón 300 mil personas y que murieron un millón 100 mil, 90% judías pero también comunistas, gitanos, prisioneros de guerra y disidentes del régimen.

Se le considera el campo de exterminio y concentración más grande de la Segunda Guerra Mundial; los nazis al verse cercados por los rusos emprendieron labores “de limpieza” y urgieron a los prisioneros a las marchas de la muerte, por lo que cuando los rusos lo liberaron encontraron vivos solamente a algunos miles de hambrientos pero cientos de trajes de hombres, 800 mil vestidos de mujeres y más de seis mil 351 kilos de cabello humano.

Responsabilidad

El fin de Auschwitz debe recordarse siempre como un hecho histórico y que nunca debe repetirse: todos tenemos derecho a la existencia y el exterminio humano de cualquier índole no debe tener cabida en el mundo, ni el racismo ni la intolerancia.

Lo cierto es que en este 2020 aún tenemos los testimonios vivos de los sobrevivientes que eran niños cuando padecieron su estancia ahí; muchos vieron morir a toda su familia y ahora, con el optimismo por lo alto, están orgullosos de haber transformado su tragedia en algo constructivo y haber formado familias. Muchos emigraron a otros países de Europa o bien optaron por América, haciendo su vida en Estados Unidos, México, Honduras, Argentina o Chile.

En cinco años se cumplirán los 80 años de la liberación de Auschwitz y cada vez habrá menos sobrevivientes, pero es deber de quienes los hemos escuchado concienciar a las nuevas generaciones para que nunca más ocurra un Holocausto.

Tradicionalmente las familias judías eran amantes de la cultura, tocaban instrumentos, organizaban conciertos en sus casas, eran mecenas y excelentes coleccionistas. Incluso hoy hay un intenso programa internacional para regresar los acervos robados por los nazis a sus dueños originarios.