LA UNESCO HACE UN LLAMADO AL MUNDO

Masha Zepeda
Columnas
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El organismo cultural internacional que vela por el patrimonio y bienes culturales universales tiene su sede en París, Francia. Es autónomo. Aglutina a 193 integrantes y once asociados. México participa desde su fundación el 16 de noviembre de 1945 en Londres, Inglaterra.

Como Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura nació después de la Segunda Guerra Mundial para proteger nuestra historia universal de todos los tiempos después de constatar los alcances de los horrores y saqueos que se dieron durante el conflicto: miles de familias judías fueron despojadas de sus acervos, cientos de coleccionistas, galeristas y museos saqueados y en muchos casos jamás recuperados.

Por fortuna hace menos de una década se instauró un hermoso proyecto que busca devolver a los herederos lo ultrajado por medio de un programa internacional que después de una cita e investigación lo hace realidad.

Algunos países han devuelto patrimonio histórico y cultural a sus orígenes; otros no pero los mantienen como tesoros en recintos que son altamente visitados.

Por todo esto la UNESCO advierte que el tráfico de bienes culturales existe pero que en gran medida se trata de crimen organizado que financia al terrorismo, que a su vez propicia excavaciones ilegales.

Iniciativa

Para crear conciencia se lanzó una campaña internacional que revela el origen oculto de las piezas que se compran en el mercado negro y en muchos casos son falsas, pero que orgullosamente muestran sus millonarios dueños en revistas o en la televisión.

De ahí que, con gran preocupación hacia el futuro, la UNESCO envía la iniciativa El verdadero precio del arte para sensibilizar al público en relación a un dudoso comercio que representa casi diez mil millones de dólares anuales y se basa en el robo de piezas de museos destruidos en las recientes guerras en Oriente Medio. Pero no para en eso: por ejemplo el comercio de antigüedades es una gran entrada monetaria para el grupo terrorista autodenominado Estado Islámico.

Acertadamente la UNESCO nos advierte que “el arte no conoce fronteras y el crimen organizado tampoco”. Como ejemplo enseña una vasija peruana de entre los siglos V y VI dC que viajó a Costa Rica y Florida para finalmente ser adquirida por un experto de arte que la puso a la venta en Nueva York, en una de las casas de subastas más famosas en el mundo.

Esta situación también dio pie a que saqueadores del Museo Nacional de Palmira (prácticamente destruido y con un valor histórico mundial inconmensurable) llevaran para venta un relieve funerario de Palmira del año 50-150 dC, que fue robado del recinto de esa ciudad siria por militantes del Estado Islámico cuando ocupaban esas tierras y antes de ser parte del contrabando para el mercado europeo.

Esta campaña llena de reflexión se lanzó hace 60 años y hoy nos toca seguir luchando por preservar y cuidar nuestros tesoros, que son de todos y para las generaciones siguientes.