DIVINA DIVERSIDAD

Es definitivo que la orientación sexual incumbe exclusivamente a quien la experimenta.

Mónica Soto Icaza
Columnas
Foto: Especial
Ilustración

Por Mónica Soto Icaza

Ver solo sonrisas o lágrimas. Descubrir que es alteridad lo que nos corre por las venas. Mirarnos a los ojos y buscar más coincidencias que disimilitudes: de eso se trata esta aventura de aprendizaje que todos conocemos como vida.

La respuesta a la pregunta ¿es incondicional el amor? podría parecer sencilla pero no lo es tanto cuando los demás comienzan a desafiar nuestras expectativas, como por ejemplo en uno de los temas que más escozores, miedo e ignorancia provocan: las preferencias sexuales distintas a la propia.

¿Amarías igual a tu padre si un día te enteras que en realidad le gustan los hombres? ¿Conservarías el mismo cariño para tu hermana, para tu hijo? Conforme el parentesco o la relación se estrecha la respuesta suele ser más complicada pero también tiende al sí. Si amo a una persona ¿la dejaré de querer porque me enteré de que le gusta el color malva, que para mí es desagradable, o porque le va al América? Claro que no. Es definitivo que la orientación sexual incumbe exclusivamente a quien la experimenta y acaso a la pareja con la que comparte –y eso dependiendo de sus reglas de convivencia.

Como ya bien sabe, querido lector que coexiste con mis letras en algunos fragmentos de tiempo, para mí el erotismo es fundamental, por eso conocer las distintas manifestaciones de la relación del ser humano con su sexo e identidad de género es uno de los temas que más me apasiona. Aquí comparto con usted algunas de ellas. Aclaro de una vez que en cada una existen diversos matices y este texto solo pretende explicarlos de manera amplia.

Términos

Las siglas LGBT significan Lesbianas, Gays, Bisexuales, Transgénero. La mayoría está familiarizada con quién es una lesbiana, un gay o un bisexual, pero en los términos transgénero y transexual suele haber confusiones. El transgénero es quien nació con un sexo entre las piernas pero siente una identidad de género distinta, esto es, que no se identifica con los roles sociales impuestos a su sexo de nacimiento; el transexual es quien, por esta razón, decide cambiar su cuerpo para ajustarse a esa identidad; aunque la motivación sea la misma no todos los transgénero modifican hormonal y físicamente sus órganos.

Según el Instituto Superior de Estudios Psicológicos de España 1% de la población mundial es asexual; esto quiere decir que no sienten atracción sexual por otros, lo que no implica que no aprecien la atracción intelectual o romántica o que no les guste el sexo sino simplemente no lo practican por excitación sino por entendimiento o deporte.

Las personas agénero son quienes no se consideran dentro de las identidades femenina y masculina impuestas por la sociedad sino que buscan una propia, sin conformarse con el modelo binario, que es en el que todos estamos acostumbrados a encajar. Todas estas definiciones dieron lugar, entonces, al término cisgénero, que es cuando las personas sí se identifican con el género con el que nacieron.

Los polisexuales sienten atracción, ya sea sexual o romántica, hacia otros de más de dos géneros o sexos, aunque no necesariamente por todos ellos; por otro lado, en la pansexualidad los individuos son atraídos sexual o románticamente hacia personas de todos los géneros o sexos.

Lo verdaderamente importante aquí es que la información y el conocimiento nos ayudan a aliviar la sensación de temor a lo distinto que todos, alguna vez, hemos experimentado pero buscar comprender la necesidad del prójimo de explicarse sus propias características nos ayuda a todos a tener una interacción sana y respetuosa.

Que las diferencias no nos separen sino que nos recuerden: si la diversidad existe es porque cada uno tenemos un lugar en el mundo. Hay que reconocer el nuestro y el ajeno para ocuparlo con plenitud y libertad.