AUTOHUMOR NO NAVIDEÑO

Mónica Soto Icaza
Columnas
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Ha llegado la época de las listas. No, no hablo de esas mujeres de perspicacia sobresaliente que tanto nos inspiran y nos hacen enorgullecernos del género humano, sino de los recuentos de los mejores libros, las mejores películas, los mejores lugares para comprar la cena de navidad e infinidad más, todas ellas con una hermosa vocación de aportar inteligencia y belleza a la sociedad.

Como, francamente, la simulación de amor y paz de los últimos días del año me provoca más estrés que placer, en esta ocasión, querido lector, te voy a compartir mi lista de autohumor en forma de enumeración de situaciones insoportables. Porque burlarme de mí misma es mi mejor estrategia para sobrevivir las complicaciones y los compromisos de la Navidad:

1. Estar leyendo y que me pregunten: “¿Estás leyendo?”

2. Haberle pedido al banco que convirtiera mis estados de cuenta a paperless y cada mes me llegue, impreso, un informe del saldo de mi tarjeta.

3. Haber ido al banco a aclarar que me llega impreso el saldo de mi tarjeta cada mes y yo pedí que lo cancelaran y los del banco me dijeran que sí, pero que no hay problema porque no es el estado de cuenta sino el informe del saldo de la tarjeta.

4. Que en el sobre donde viene impreso el saldo de mi tarjeta de crédito, pero no es el estado de cuenta y llega cada mes, vengan las instrucciones para hacer paperless el estado de cuenta.

5. Las personas que no respetan las opiniones ajenas. Me dan ganas de trepanarles el cerebro para que se den cuenta de que están equivocadas.

6. La falsa modestia. Qué le cuesta a la gente reconocer que es chingona, si es chingona, o que se ve bien, si se ve bien. Como la que se esmera muchísimo para vestirse, maquillarse y peinarse y resulta que cuando la chulean dice que no es para tanto. ¿Entonces por qué le echó tantas ganas?

7. Terapear a los terapeutas.

8. Que la gente se ponga a responder WhatsApps o a ver Twitter mientras platica conmigo, sobre todo si después pretende llevarme a la cama. Que mejor se coja a su teléfono o a su Twitter, ¿no?

Llama

9. Que me celen. ¿Por qué alguien se enoja conmigo por miedo a perderme, si esa es la manera más efectiva de perderme?

10. Que me salgan barbas como de cabra, y peor si las barbas son canosas… y peor que las canas me salgan en la nariz, como el otro día que me estaba poniendo rímel y de repente la vi, gruesa y erecta en la entrada de mi fosa nasal derecha.

11. Que arrancarme la cana gruesa y erecta en la entrada de la fosa nasal derecha me haya dolido tanto que me sacara lágrimas que me corrieron el rímel.

12. Que se me haya corrido el rímel por llorar por un imbécil que jamás me hizo correrme.

13. Los que se ofenden porque les dices que te están chupando la abertura de la uretra y no el clítoris que porque se han cogido a muchas mujeres y a todas les ha encantado cómo les hacen sexo oral.

14. Las mujeres que fingen orgasmos. Por su culpa muchos hombres no se enteran de que cogen mal y no saben que no saben dónde está el clítoris.

15. Que nos quieran convencer de que existe el amor de la vida. Yo he tenido como diez.

16. Los que quieren coger sin condón. Como el de la otra noche. A los dos días me llamó para preguntarme si me había tomado la píldora del día siguiente. ¿En serio? ¿Se preocupa dos días después?

17. Ser tan caliente que de pronto me cojo a alguien que ni me gusta, solo porque eso es lo que yo hago. Como aquella vez que un pintor famosón me invitó a su estudio para dibujarme desnuda y en lugar de dibujar mi cuerpo en el papel, me dibujó el cuello del útero con el glande… y ni siquiera terminó la obra.

18. Las mujeres de la vela perpetua. Quieren que tengas la llama encendida, pero no que estés caliente.

Salud y, ¡felices fiestas!