INMACULADA VENUS

“¿Qué mujer honesta ha sido nunca tan adorada como una hetaira?”

Mónica Soto Icaza
Columnas
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La literatura erótica es un juego del autor para la mente del lector. Configura fantasías particulares para que tú, al desplazarte por las páginas, mezcles tus propias ideas con las palabras escritas. ¿Qué puede ser más poderoso que tu imaginación?

Una de mis clasificaciones de la literatura erótica es la que se divide en la escrita por personas calientes, con verdadera vocación y ejercicio de la lujuria en una exploración continua de los límites del sexo, y la que se escribe por moda, imitación o en el afán de vender libros. De cuál de ellas se trata lo percibe el lector en las reacciones que el libro provoca en la piel, en el nivel de excitación y ansias por el orgasmo.

Los tres libros que me ocupan esta semana, querido cómplice, son de los primeros. La novela erótica más poderosa que he leído es Inmaculada o los placeres de la inocencia. Escrita por el famoso disoluto mexicano Juan García Ponce, cuenta la historia de la niñez y la juventud de Inmaculada, un personaje muy peculiar que se deja llevar por el placer sin pensar en consecuencias o complicaciones y huye de quien pretende robarle la libertad.

Narrada con el estilo coloquial y descarado del autor, es un gusto culposo que nos recuerda las sensaciones lúbricas y emocionantes de la adolescencia y la juventud.

Inmaculada o los placeres de la inocencia es un indispensable para todo buen amante de la lectura y de la evocación.

El erotismo de Seda, del italiano Alessandro Baricco, es trágico por lo irrealizable, hermoso por la intención y la voluntad.

De capítulos breves y páginas generosas y fugaces, situado a mediados del siglo XIX, Seda es la historia de un viajero que después de su primera aventura por el mundo deja de ser esclavo de las circunstancias y se convierte en dueño de su vida.

Con los gusanos de la seda como punto de partida y el recuerdo de una mujer como hito de llegada, este libro conecta al lector con uno de los instintos primarios del enamoramiento, con esa obsesión que nos mantiene día y noche pensando en el sujeto de nuestro amor. Y lo que somos capaces de hacer por recordarlo hasta la muerte.

Seda es un juego de emociones, de palabras, de fantasías que seducen hacia lo desconocido que algún día será parte de la cotidianidad.

Clásico

Profundos son los misterios del placer. Lo que para algunos podrían ser los peores castigos: el dolor y la esclavitud, para otros pueden resultar la manifestación más orgásmica del amor. Ejemplo de esto es el protagonista de La Venus de las pieles, del escritor austriaco, libertino y amante de las mujeres Leopold von Sacher-Masoch.

La novela cuenta la historia de Severin y Wanda, él mucho mayor que ella, y su interacción erótica entre latigazos y un contrato de esclavitud. El apellido del autor, Masoch, fue el vocablo que le dio nombre al masoquismo.

En diversos momentos las disertaciones acerca del amor, el sexo, el matrimonio, la inmoralidad, la herejía, son dignas de estudios sociológicos, de análisis del comportamiento humano, por la magnitud de los diálogos entre los personajes, como: “Creo que, para encadenar a un varón para siempre, lo que ante todo no debería una hacer nunca es serle fiel. ¿Qué mujer honesta ha sido nunca tan adorada como una hetaira?” Ha sido adaptado para cine en diversas ocasiones y la más célebre es la película que dirige Roman Polanski.

Es uno de los clásicos del erotismo, con la peculiaridad de tratarse de un hombre escribiendo y describiendo el amor y la sexualidad femenina, y más en una época (el siglo XIX) donde los personajes femeninos eran frágiles y sumisos.

Qué dices, ¿jugamos?