MITOS DEL EROTISMO FEMENINO

“No todas experimentamos el deseo de la misma manera”.

Mónica Soto Icaza
Columnas
Soto1093.jpg

Las investigaciones acerca de los órganos sexuales de las mujeres son muy siglo XX: antes de eso éramos apéndices de los hombres, no individuos, y entonces tampoco importaba comprendernos. Aunque todos los seres humanos hemos nacido de una mujer, solo hacía falta conocer lo necesario de nuestros órganos reproductivos para tener hijos. ¿Y el placer? Bien, gracias.

Pero como ya ni llorar es bueno y no quiero que nos sigamos lamentando por errores del pasado te voy a hablar de algunos mitos de la sexualidad femenina.

  1. “Las mujeres están locas”. Las mujeres no somos seres desequilibrados que cambian de personalidad dependiendo del día solo porque sí. Nuestras hormonas influyen tanto, que pueden modificar la química del cerebro. Algunos ciclos menstruales son muy regulares, otros no. En él suceden grandes cambios en los niveles hormonales. Cuando aumentan los estrógenos estamos más seductoras, más optimistas, más contentas, con ganas de comernos al mundo y a uno que otro individuo habitante de ese planeta. Cuando aumenta la progesterona nos ponemos más introspectivas, más reflexivas y no tenemos tanto sentido del humor. Por eso algo que puedes percibir fantástico algunos días, de pronto ya no parece tan increíble.
  2. El dichoso himen ha sido protagonista de distintos melodramas, como si la penetración de un agujero corporal fuera el parámetro para medir la valía de una persona. Aquí soy feliz de destrozar el inmundo mito de la virginidad. Resulta que el himen no se rompe con la primera penetración, sino que es tan elástico que puede volver a su estado original. Algunas mujeres ni siquiera lo tienen.
  3. No todas experimentamos el deseo de la misma manera. Según Emily Nagoski en su libro Tal como eres, “algunas personas tienen un estilo de deseo espontáneo: les apetece el sexo sin venir a cuento. Otras tienen un estilo de deseo de respuesta: quieren sexo solo cuando está sucediendo algo de lo más erótico. El resto, aproximadamente la mitad de las mujeres, experimenta una combinación de ambos, dependiendo del contexto”.
  4. Esto ya se ha dado mucho más a conocer en los últimos años; de todas formas, quiero decirlo: el clítoris no es una bolita aislada que está ahí en la vulva solo porque sí. Es una estructura con dos largas piernas que, como el pene, se llena de sangre en la excitación y provoca intenso placer también al interior de la vagina.
  5. ¿Por qué algunas mujeres pueden tener orgasmos por penetración más fácil que otras? La respuesta está, de nuevo, en la anatomía particular de cada una. Mientras más cerca está el glande del clítoris de la entrada de la vagina es más fácil tener orgasmos solo con penetración, el roce más constante del clítoris lo estimula, llevándolo al orgasmo más rápido.
  6. El orgasmo masculino no es el pináculo de la relación sexual. Así como con la felicidad, lo importante no es la meta, sino la experiencia, el recuerdo, la fantasía que configuras para ti en ese instante. La sesión erótica se termina cuando los dos lo deciden en consenso.
  7. Los seres humanos somos monógamos emocionales, no monógamos sexuales. Es natural que a tu pareja o a ti se les vayan los ojos detrás de un ejemplar del sexo de su preferencia si lo encuentran atractivo. También es normal que se nos antojen personas distintas a nuestra pareja a lo largo de los años.
  8. Si te quedaste pensando en el punto número dos porque tú, como yo, sangraste en tu primera relación sexual, quizá tu vagina no estaba bien lubricada y el pene la desgarró por esa falta de lubricación. Es natural que la primera vez tengas temores de todo tipo, lo que no ayuda a la relajación necesaria y por eso esa primera vez suele ser dolorosa.