¿QUÉ QUIEREN ELLAS?

Mónica Soto Icaza
Columnas
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Las generalizaciones son odiosas, lo sé, pero a veces sirven para comprender argumentos que no estaban en nuestro radar. Hoy voy a generalizar, con o sin permiso de los férreos defensores de sentirse ajenos a las características de las masas, aunque formen parte de ellas.

He escuchado la afirmación: “Es que quién sabe qué diablos quieren las mujeres” en mucho más de una ocasión, formulada por diversos hombres que se rasgan las vestiduras de frustración. La búsqueda de esa respuesta es imprescindible, claro, a fin de cuentas la mayoría de los hombres comparte su vida con una mujer, ya sea como marido, amante, padre, hijo, amigo, compañero de trabajo, jefe, hermano, conocido y a pesar de eso sienten que somos de planetas distintos. ¿Por qué?

Yo tengo una teoría: porque en realidad no desean saber la respuesta.

Me explico: desde 1405, cuando Christine de Pizan escribió el libro La ciudad de las damas, en el que cuestionaba ya el trato violento de los hombres contra las mujeres, en realidad se empezó a responder la pregunta ¿qué quieren ellas? Desde entonces la literatura al respecto ha proliferado, sobre todo en tiempos recientes. El problema es que esos libros no han sido leídos qqpor tantos hombres como quizás hubiera sido buena idea como estrategia para comprender.

AAaaAQEntiendo: si algo no te incomoda, ¿por qué harías algún esfuerzo por cambiarlo? Si tu único miedo cuando te asaltan es lo que puedan robarte y tal vez que te golpeen, y no que además de eso te violen; si no recibes el primer comentario lascivo sobre tu cuerpo a los nueve años; si no dudan de tu capacidad para trabajar solamente porque eres guapa y traes un vestido; si a ti no te intercambia tu padre por una vaca o un six de cervezas, ¿por qué molestarte por querer algo distinto?

Respuestas

Hoy compartiré algunas frases extraídas de los libros que he leído en los últimos meses, sugiero leerlas con el cerebro libre de prejuicios.

1. “Conozco a mujeres jóvenes que experimentan una presión tan grande para casarse —por parte de su familia, de sus amigas y hasta del trabajo— que esa presión las empuja a tomar decisiones terribles. Nuestra sociedad enseña a las mujeres solteras de cierta edad a considerar su soltería un profundo fracaso personal. En cambio, un hombre de cierta edad que no se ha casado es porque todavía no ha elegido”. Chimamanda Ngozi Adichie, Todos deberíamos ser feministas.

2. “Para aprovecharse de alguien, para considerarlo un recurso que explotar, resulta muy útil deshumanizarlo”. Jessa Crispin, Por qué no soy feminista: un manifiesto feminista.

3. “Muchas mujeres estamos hartas de recibir un oso de peluche y después terminar enredadas en relaciones nocivas. Con la ilusión infantil de que ese hombre va a cambiar. Que nuestro amor los convertirá en el hombre que esperamos. Hartas. Y a los gritos. Ya no queremos que el amor sea el motivo de nuestro sufrimiento”. Carla Castelo, Manifiesto contra el amor romántico.

4. “En 1986 el investigador de UCLA Nail Malamuth reportó que 30% de los hombres de la universidad dijeron que violarían a alguien si estuvieran seguros de que se saldrían con la suya. Cuando la encuesta cambió la palabra ‘violación’ por ‘forzar a una mujer a tener sexo’, 58% dijo que lo haría”. Naomi Wolf, El mito de la belleza.

5. “Nuestro objetivo común es parar la guerra contra las mujeres y entre las mujeres, y contra nosotras mismas: queremos aprender a querernos bien para poder amar a los demás de la misma manera”. Coral Herrera, Mujeres que ya no sufren por amor.

¿Qué quisiera yo? Que estas ideas sirvan como punta de lanza para que los hombres que me leen rompan la apatía, abran páginas y encuentren respuestas. Sepan que estamos enojadas e incómodas y entre todos tenemos que hacer algo para remediarlo. Tal vez esté siendo ingenua pero prefiero mil veces ser ingenua, a darme por vencida.