MORALISMOS DE HUMO

“Riesgo adicional a la salud”.

Sergio Sarmiento
Columnas
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Hugo López-Gatell, el poderoso subsecretario de Salud, se ha convertido en un cruzado de causas moralistas. Es normal que señale los riesgos de fumar, pero no que se convierta en un Savonarola moderno empeñado en impedir que la gente decida si quiere o no fumar o vapear.

El pasado 31 de mayo López-Gatell ofreció una presentación en la conferencia de prensa del presidente López Obrador en la que exhibió todas sus quejas y agravios ante los productos del tabaco. Dio información que señala los daños que causa fumar, en lo cual tiene razón, pero como siempre se hundió en una letanía moralista en la que se colocó él mismo en el papel del salvador de un pueblo ignorante que insiste en fumar a pesar de sus sabias advertencias.

El ánimo del subsecretario ha permeado en este gobierno y ha llevado al absurdo de prohibir la importación y venta de cigarrillos electrónicos, los cuales son reconocidos en el mundo como una puerta eficaz para combatir el hábito de fumar. Estas prohibiciones, paradójicamente, promueven el consumo de cigarrillos, que la ciencia nos dice son mucho más perjudiciales que los dispositivos electrónicos, los cuales calientan agua y generan vapor en vez de quemar tabaco.

López-Gatell se enorgulleció en la mañanera del 31 de mayo de los “avances” logrados por México en la guerra contra el tabaco. Se refirió a las leyes restrictivas e incluso prohibicionistas que se han aprobado en nuestro país en los últimos años. El gobierno ha prohibido fumar en muchos lugares, incluso en zonas al aire libre. El subsecretario se quejó de los juicios de amparo promovidos por ciudadanos y empresas, como restaurantes, que han tratado de defender sus derechos frente a leyes que en vez de proteger la salud pública violan las libertades individuales. “Hemos sido acosados por despachos de abogadas y abogados pagados por la industria, que han presentado más de dos mil amparos. Afortunadamente solo quedan 20 en vigor… Esperamos que logremos éxito en estos últimos 20 y lograr desechar todo intento de dañar la salud pública para privilegiar los intereses comerciales de la industria tabacalera”.

Papel

Pero López-Gatell no ataca los intereses de la industria, o de los campesinos que cultivan tabaco, sino las decisiones libres de millones de mexicanos que saben que fumar causa daños a la salud, pero que quieren seguir haciéndolo por decisión propia.

Lo curioso es que aun cuando el gobierno promulga leyes cada vez más restrictivas la recaudación fiscal por productos de tabaco sigue aumentando, como ocurrió en el primer trimestre de 2023. El incremento de las restricciones y prohibiciones impulsa, por otra parte, un mercado negro tanto de cigarrillos como de vapeadores. Con esto se genera un riesgo adicional a la salud. Los cigarrillos y dispositivos electrónicos con nicotina son mucho más peligrosos cuando no son sometidos a una regulación formal y a inspecciones para asegurar sus niveles de calidad.

El moralismo de López-Gatell no ayuda a una sociedad que tiene derecho a tomar sus decisiones en libertad. El papel del gobierno no radica en decirle a la gente qué debe o no consumir. Su responsabilidad es proteger a los gobernados de agresiones de terceros, pero no de sus propias decisiones. “Sobre sí mismo, sobre su propio cuerpo y mente, el individuo es soberano”, escribió el filósofo John Stuart Mill en el siglo XIX. Haría bien el subsecretario López-Gatell en estudiar su pensamiento y el de los demás liberales.