La verdad siempre anda sobre la mentira como el aceite sobre el agua.
Miguel de Cervantes (1547-1616)
El mercado de los autos chinos en México enfrenta complicaciones por un futuro incierto. Aranceles del gobierno de Trump, la falta de una regulación que proteja al consumidor con talleres de servicio y refacciones, así como el bajo crecimiento de la economía nacional marcarán un ritmo desacelerado que incluso genere volatilidad del mercado.
El panorama es desolador para empresas importadoras y para el consumidor final. Algunos analistas del sector automotriz sobreestimaron el crecimiento de la venta de unidades de vehículos chinos y hasta pensaron que podría ser perpetua.
La aceleración en las ventas se notó en 2023, al vender 129 mil 329 unidades, lo que representó un aumento de 63% en comparación con 2022. En 2024 las ventas, incluyendo las marcas tradicionales que se importan desde China, alcanzaron 303 mil vehículos.
Y en 2025 las ventas iniciaron con ánimo, convirtiendo a México en el principal mercado para el dragón asiático a nivel mundial, pero en la primera mitad del año comenzó a notarse una notable desaceleración y una ligera pérdida de cuota del mercado, que se situó en 19.1% entre enero y abril.
Así, para 2026 se estima que se contraerá o estancará el mercado de vehículos eléctricos e híbridos chinos, pese a los planes para absorber los aranceles que impone el gobierno mexicano, a través de la Secretaría de Economía (SE), de hasta 50%, y que no impacten en los consumidores. Esto abarca desde vehículos ensamblados hasta autopartes importadas de países sin acuerdos de libre comercio con México, que obviamente prevé a China.
Ya se registran las primeras víctimas. La marca de autos SEV (Soluciones de Energía y Movilidad) abandonó México, mientras que otras que se comercializaban a través de importadores externos, como las manejadas por Motornation (DFSK, Seres, JMC, BAIC) ven un futuro incierto y preparan sus maletas.
Otras marcas importadas por terceros o pequeñas, como Bestune, JIM, Arra, Foton, Hongqi y las traídas al país por Motornation son las más vulnerables y están en riesgo de desaparecer del mercado mexicano. Ello ocurriría si no logran establecerse formalmente en México o si los costos de importación se vuelven insostenibles.
Otras, como MG, BYD, Chirey, JAC, GWM y Geely cuentan con mayor infraestructura y seguramente se mantendrán en el mercado. Claro, en forma paralela analizan estrategias de importación y viabilidad de la producción local para mitigar el impacto de los aranceles. Pretenden fortalecer su estrategia de publicidad de masas y programas de ventas agresivas para cuando menos mantener su clientela.
Por cierto, la mayoría de esas empresas importan vehículos eléctricos al país y al frenar su ingreso a México los planes nacionales medioambientales se verán muy mermados.
Poder
Un proceso exprés utilizará el Senado para elegir a la próxima fiscal general de la República. Fuera de toda lógica y norma, la semana pasada se registraron más de 33 aspirantes que reúnen los requisitos constitucionales. No se revelarán los nombres ni se sabrá la cifra oficial de inscritos. La Jucopo elegirá a diez personajes cuyos nombres enviará al Poder Ejecutivo, que a su vez regresará a la cámara alta una terna, de la cual los senadores seleccionarán por mayoría calificada a la “próxima fiscal”. Sí, con “a”. Las cartas están marcadas en favor de Ernestina Godoy, 100% Morena. Claro, a menos que algo más poderoso ocurra.
Dinero El próximo presidente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), José Medina Mora, mantiene las puertas abiertas —como su antecesor, Francisco Cervantes— para dialogar con el gobierno. De inicio plantea apoyo empresarial al Plan México como una iniciativa para reactivar inversiones y distribuir la riqueza. Medina Mora deberá exponer públicamente lo que los empresarios hablan en privado. La reforma judicial, entre otros temas, es un riesgo para las inversiones y deben plantearse estrategias conjuntas IP-gobierno para impulsar la economía.
Responsabilidad y Gobernanza Arca Continental, de Humberto Santos; Coca-Cola México, de Louis Balat; Grupo Rica, de Miguel Guizado, y otros embotelladores de la marca refresquera, todos accionistas de PetStar, de Alejandro Molina, inauguraron la expansión de su planta de reciclaje de PET grado alimenticio, la más grande de México y el mundo, en Toluca, Estado de México. En ello invirtieron dos mil 626 millones de pesos.