BANCO DE SEMILLAS PARA SALVAR LA BIODIVERSIDAD Y VIDA DEL PLANETA

J. Alberto Castro
Columnas
BIODIVERSIDAD SALVAR AL PLANETA

Dos de cada cinco plantas en el mundo se encuentran ahora en peligro de extinción debido al cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la demanda farmacéutica, de acuerdo con el estudio World’s Plants and Fungi 2020, elaborado por la organización británica Kew Royal Botanic Gardens.

México entra dentro de los países considerados megadiversos, contando con más de 108 mil 500 variedades de plantas, pero aquí están moribundas la biznaga bola de hilo o Mammillaria Herrerae, el Barril de oro o Echinocactus grusonii, la Cocolmeca o Dioscorea mexicana, la palma de Guadalupe o brahea edulis, la Lennea viridiflora, la mandrágora o Turbinicarpus mandrágora, el Maguey de Nizanda o Agave nizandensis, Peyote meco o Pelecyphora aselliformis, Falso peyote o Astrophytum, entre otras.

La biodiversidad es apremiada y muchos alimentos pueden desaparecer de nuestro menú del futuro.

Una de las estrategias que ha ganado mayor relevancia en los últimos años son los bancos de semillas, que además de almacenar simientes de diferentes especies, por si llegan momentos peores, sirven para desarrollar variedades más resistentes.

Los investigadores indagan sobre especies que se adapten mejor a los cambios climáticos.

En un mundo en que la biodiversidad está amenazada, recolectar, proteger y compartir una amplia variedad de semillas es fundamental para garantizar nuestra seguridad alimentaria y la de las próximas generaciones.

Existen unos mil 500 bancos de semillas en todo el planeta, entre los que destaca el Svalbard Global Seed Vault, ubicado en la remota isla noruega de Spitsbergen, en el archipiélago de Svalbard, a unos mil 300 kilómetros al norte del Círculo Polar Ártico. Se le considera uno de los mejores bancos de semillas y es el centro de germoplasma más grande del mundo.

También conocido como “bóveda del fin del mundo”, este edificio propio de un universo distópico se inauguró en 2008 en mitad del hielo y funciona como un enorme almacén en el que se guardan más de un millón de muestras de semillas de todo el planeta.

Misión

Único en América Latina, al norte de la Ciudad de México tenemos el Banco de Semillas FES-Iztacala (FES-I), que se distingue por alojar especies silvestres y nativas del país, aunque resulte casi imposible creerlo, en un espacio hiperordenado, con congeladores donde se conserva una parte sustancial de la flora y vegetación mexicana.

En este singular sitio hay desde semillas de diez centímetros hasta grandes árboles de 25 metros con los que se podrían producir bosques completos.

La coordinadora de este innovador banco de germoplasma es Isela Rodríguez Arévalo, quien en entrevista con Vértigo apunta: “Nuestra misión es conservarlas para que no desaparezcan y, de darse el caso, reintroducirlas en su hábitat natural. La idea es no perder más recursos”. La académica de la UNAM explica que el reservorio cuenta con tres mil 100 especies de plantas nativas, endémicas, silvestres y en peligro de extinción colectadas en 26 estados de la República.

“En México hay poco más de 23 mil especies de plantas; nosotros tenemos en resguardo entre 12 y 13% de ellas”. Lograrlo, agrega la experta en Biología Vegetal, ha implicado una labor de poco más de dos décadas.

En efecto, hacia 1997 Patricia Dolores Dávila Aranda —actual titular de la Secretaría General de la UNAM— propuso la creación de un espacio para conservar semillas representativas de la biodiversidad mexicana, un proyecto innovador debido a que en toda Latinoamérica no existía ningún reservorio enfocado solo a la conservación de variedades silvestres.

En México hay por todo el territorio bancos comunitarios de semillas centrados en proteger los recursos genéticos útiles para la alimentación; por el contrario, el Banco de Semillas FES-I tiene un propósito más amplio. Desde enero de 2003, la colección científica de semillas fue registrada en Semarnat para regirse de acuerdo con las normas propuestas por el Instituto Internacional de Recursos Fitogenéticos (IPGRI) y la FAO en Genebank Standards.

Además, apenas iniciada su labor este reservorio estableció una colaboración estrecha con el Real Jardín Botánico de Kew (en Reino Unido) a través del Millennium Seed Bank Project, lo cual garantiza que los procesos de manejo de las colecciones resguardadas se apeguen a protocolos internacionales que garantizan la calidad de las muestras.

Dice Rodríguez que un banco de semillas o banco de germoplasma es un lugar en el que se mantienen las condiciones adecuadas para conservar ejemplares de simientes de distintas especies vegetales (silvestres o cultivadas). El objetivo es claro: garantizar la preservación del mayor número posible de plantas para la posteridad.

A fin de cumplir esta labor los investigadores y alumnos adscritos al reservorio recorren una vez al mes sierras, valles y montañas para recolectar semillas teniendo en cuenta qué especies quieres conservar, dónde proliferan y cuál es el momento adecuado para recogerlas y llevarlas a un proceso de conservación y congelamiento. Por supuesto, la labor de estos jóvenes —comprometidos con la preservación de la biodiversidad— es meticulosa, porque implica la colecta y la limpieza de las semillas; muchas de ellas son fáciles de obtener, porque los frutos se abren, pero otras son difíciles de conseguir, necesitan un mayor esfuerzo. Lo cierto es que el tratamiento de cada tipo de ellas es distinto.

Como en otros bancos de semillas del planeta, el material se coloca bajo microscopio para comprobar su sanidad, pureza, calidad y viabilidad, y se pesa para saber si la muestra recolectada es suficiente. Luego, las semillas se llevan a un cuarto para deshidratarlas de forma controlada, hasta que tengan 15% de humedad relativa, algo crucial, ya que por encima de tal límite los cristales de agua se expanden, revientan al embrión y lo matan. Acto seguido, el material se empaqueta en frascos de vidrio o bolsas de aluminio y se congela a menos 20 grados, lo cual permite conservarlo durante siglos.

“Se tocan después de diez o doce años y solo para evaluarlas. Ello nos da una medida de la viabilidad de la colección, es decir, medimos cuántas semillas conservan su calidad. Si esta ha bajado hay que regenerarlas, lo cual significa germinarlas para obtener nuevas o, si es una especie que tarda mucho en crecer, salir al campo para recogerla de nuevo”, comparte la experta.

El banco de la UNAM también funciona como donador de semillas para estudios de conservación, tanto de universidades nacionales como extranjeras, ello derivado del convenio con el Jardín Botánico de Kew, ya que parte de su colección es resguardada por dicha entidad.

“La mayoría de nuestras colecciones están duplicadas en el Millennium Seed Bank. Si algún investigador europeo solicita semillas mexicanas nosotros damos el aval para su entrega, porque la colección es nuestra; está resguardada en sus instalaciones del West Sussex por cualquier eventualidad. Por esta vía se han dado materiales a universidades extranjeras interesadas en ciertas especies nacionales”.

La importancia de los bancos de semillas como el de la FES-I de la UNAM es innegable, considerando que más de 90% de las variedades de cultivos han desaparecido de los campos en los últimos 100 años. En el planeta hay plantas en extinción. Por estas razones los bancos de semillas se erigen como una de las mejores medidas frente al cambio climático. En ellos tenemos un seguro para el futuro de la vida en la Tierra.

Semillas del milenio

Escondida bajo tierra en la zona rural de Sussex se encuentra la colección de semillas de plantas silvestres más grande del mundo. El Millennium Seed Bank (MSB) aloja más de dos mil 400 millones de semillas, que representan más de 39 mil especies diferentes de semillas almacenables del mundo.

Se trata del recurso genético de especies de plantas silvestres más diverso del planeta: una póliza de seguro global para almacenar y conservar semillas de plantas útiles, comunes, raras o en peligro de extinción.

Las semillas son recolectadas en gran medida por socios globales como parte de la Asociación del Banco de Semillas del Milenio, así como durante el trabajo de campo dirigido por científicos de Kew. México es uno de los socios a través del Banco de Semillas de FES-Iztacala.

El MSB, una instalación de investigación automatizada de última generación de clase mundial, es a prueba de inundaciones, bombas y radiación. Las cámaras de congelación almacenan semillas a -20° C, siguiendo estándares internacionales.

También hay laboratorios completamente equipados e instalaciones de preparación de semillas para que botánicos y genetistas germinen y estudien semillas.

El MSB es parte del edificio Wellcome Trust Millennium, una ubicación energéticamente eficiente con cuartos fríos y secos alimentados por paneles solares.