LA BASE DE LA PLURALIDAD ES LA TOLERANCIA

“La posibilidad de la convivencia se da a través de la recíproca aceptación de las diferencias”.

UNAM
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Ese apotegma es el sólido basamento de la democracia como práctica ciudadana, sustentada, a su vez, en conductas cívicas que promueven las mejores causas en cualquier sociedad. Del lado opuesto observamos que se encuentran los prejuicios y las descalificaciones que anteceden a la intolerancia y, por último, a la polarización. Solo en ese ríspido ambiente involucionan las exclusiones por principio; sin ton ni son, hay una marcada propensión a descalificar a quienes piensen o actúen diferente desde el punto de vista de los minúsculos promontorios del cortoplacismo.

Ahora bien, desde la perspectiva de los ambientes en las instituciones educativas, dentro de cuyas principales misiones se encuentran la creación y divulgación de las Artes, Humanidades, Ciencias, la Tecnología y, en resumen, el conocimiento humano, la pluralidad y la tolerancia son las condiciones para propiciar el único ambiente posible para que se desarrollen. El término Universo, el infinito Universo, es el antecedente etimológico y filológico de la palabra Universidad. En cualquier época y sociedad, la posibilidad de la convivencia se da a través de la recíproca aceptación de las diferencias, que son y serán menores en calidad y cantidad respecto de las convergencias.

Los periódicos asaltos a las actividades cotidianas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) observan dos obvias características. La primera, atiende a la coyuntura, es decir, que bajo los argumentos de alguna problemática específica se agita el ambiente escolar. Atendibles y entendibles las demandas, se formulan en diversas expresiones como las marchas, mítines, comunicados, activismo en las redes digitales de comunicación y, finalmente, aunque la más recurrida de las medidas desde el siglo pasado, los paros o suspensiones de todas actividades en determinados planteles. La segunda característica son las intromisiones, injerencias y abiertas intervenciones por parte de grupos políticos locales y/o nacionales.

Indeseable polarización

En mi dilatada carrera como universitario he observado de cerca los movimientos y sus demandas, así como la sistemática intervención de grupos externos (que no ajenos) a la propia institución. Sin embargo, en esta ocasión hemos llegado a un punto insólito, tanto por su expresión como por su dañino y muy peligroso contenido: la intolerancia. Este término, derivado en conductas, es el más dañino y alejado, ya no digamos de cualquier institución educativa, sino de la mismísima convivencia social, fundamental base de la democracia como estilo de vida.

La aparición de listas con los nombres de distinguidas y distinguidos integrantes de nuestra comunidad, nos coloca en una indeseable ruta de polarización, en donde no puede haber condiciones para el entendimiento y la recíproca escucha de argumentos y planteamientos. Las acusaciones cargadas de racismo y con base en él, dirigidas a colegas, son una sustancial manifestación del severo deterioro tanto del debate como de la disposición a procurar un regreso a la normalidad en condiciones apacibles para dar paso a la creatividad y al debate.

Cierro con una notable cita del filósofo neerlandés Rob Riemen, de su libro Para combatir esta era. Consideraciones urgentes sobre el fascismo y el humanismo (2025): “… el fascismo es el cultivo político de nuestros peores sentimientos irracionales: el resentimiento, el odio, la xenofobia, el deseo de poder y el miedo”.

Es difícil, cuando no imposible, que la democracia, la cultura y la producción de conocimiento y la convivencia, florezcan en un pernicioso ambiente que impide la manifestación de cualquier expresión de pluralidad y tolerancia.

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