CAMINOS POR LETRAS

“Coincidencias de brazos, ideas e historias abiertas”.

Mónica Soto Icaza
Columnas
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Tengo los ojos llenos de los mil caminos por donde he transitado con mis sueños y mis libros; la memoria habitada de sonrisas, abrazos, ideas, asombros ajenos que son en realidad míos. Tengo 43 años, voy frente al volante de mi automóvil anaranjado en la autopista Puebla-Ciudad de México después de dos días de presentaciones de libros, lectores, abrazos, y vuelvo a ser esa niña de doce años sentada en un salón de clases de literatura en secundaria mientras escucha a su maestra, Josefa Aliseda, leer en voz alta Queremos tanto a Glenda, de Julio Cortázar, enamorándola de la narrativa latinoamericana. Y vuelvo a ser la adolescente recargada en las piernas de mi mamá, con los ojos cerrados, escuchando de su voz las palabras de Gustave Flaubert en La tentación de San Antonio, maravillada con las imágenes que esas narraciones creaban en mi imaginación. Y vuelvo a ser la chica de 14 con El corazón de piedra verde pegado a las pupilas y a los dedos, generando un coctel adictivo en mi cerebro con la tinta de esas páginas de Salvador de Madariaga que me revelaron mi vocación.

Regreso a la piel de la joven acabándose bolígrafos y libretas, llorando una vez más con el corazón roto por otro amor quebrado, convirtiendo la tristeza y la rabia en poesía. Regreso a ser la mujer de 21 sentada en la mesa del auditorio del Centro Cultural Ágora del Parque Naucalli, quien junto a dos mujeres, Julieta Navarro y Andrea García Esnaurrízar, descubrió el poder de las palabras para provocar emociones. Y regreso a la mesa de la Casita Argentina, con Alberto Fernández, Máximo Leyton, Rosario G. Towns, Roberto Velasco, Angélica Baena y luego regreso al Café Artemanías con Fernando Ramírez, Teresa Esparza Oteo, Paco Zavala, Edgar y Zayil, Iván Gutiérrez y otros tantos nombres y rostros que por tantos años llamé amigos y cómplices.

Para compartir

Tengo los ojos llenos de ventanas de avión con nubes como celebración de altos vuelos, carreteras con cuentos o poemas repetidos compulsivamente hasta el momento de escribirlos, coincidencias de brazos, ideas e historias abiertas: Coatzacoalcos con Mario, Gaby y el equipo de Libros Libres; Chilpancingo en Arcadia Centro Cultural con Florencio, Olivia, sus familias y sus amigos; las ferias de libros en Guadalajara, Palacio de Minería, Zócalo, Orizaba, Estado de México, Monterrey, Coyoacán, Ciudad Obregón, Puebla, Fráncfort; Bellas Artes, el Museo Nacional de Arte, la Biblioteca de México, la Universidad Politécnica del Valle de México, la Universidad Autónoma del Estado de México, la Universidad Nacional Autónoma de México, el Tec de Monterrey, tantas secundarias y preparatorias, CCH en Ecatepec, Chimalhuacán, Iztapalapa, Ciudad Neza, la Nueva Atzacoalco, Azcapotzalco, el almacén de Librerías Gandhi gracias a Víctor Coba (q.e.p.d.) y Antonio Cerón, las librerías del Péndulo y El Sótano con Israel Taboada, MVS Radio con Gloria Calzada, Radio Fórmula con Ricardo Rocha y Enrique Muñoz, Radio Centro con Fernanda Tapia, TV Azteca con Sergio Sarmiento, Canal 11 con Diálogos en Confianza, Canal 22 con Miguel de la Cruz, Reforma, Milenio, El Universal, Estilo DF con Mario Rojas y Pepe Real, Proceso, los millones de puertas cerradas en la nariz, los millones de “sí”, infinidad de recuerdos que llevan intempestivamente y sin orden alguno. Jaime Aljure en la revista que lees, Vértigo; Arturo Flores de Playboy, Diego de Cuestione, Juan Pardinas del Reforma. Antonio Navarro junto con su esposa, Sonia Mora, quienes han encuadernado todos mis libros; Fernando Morales y su familia, quienes han impreso todos mis libros; y sobre todo, Jorge y Norma, mis papás, y Elisa y Bruno, mis hijos, quienes además han apoyado incondicionalmente hasta mis locuras más extravagantes.

Aquí cierro los ojos, respiro profundo y vuelvo a agradecer por la gran cantidad de personas que han creído y confiado en mis letras y en mí y las han considerado valiosas para compartir: el camino ha sido no solo posible, sino mucho más rico gracias a todos ustedes.