CAMPAÑAS ANTICIPADAS

“Bienvenidos a las campañas permanentes, como en Estados Unidos”.

Sergio Sarmiento
Columnas
CAMPAÑAS ANTICIPADAS

El presidente López Obrador ha mantenido un férreo control sobre el proceso de sucesión dentro de su alianza política. Él definió las reglas, permitió solo a los candidatos que quiso y ha exigido que ninguno cuestione las políticas de su gobierno.

Quizá no está impulsando un dedazo, pero sí recurriendo a encuestas controladas, en las que solo pueden participar quienes tengan su aprobación. La obsesión del presidente es no permitir una división interna como la que ocasionó la derrota de su candidato Armando Guadiana en Coahuila.

La oposición, en cambio, ha empezado un proceso desordenado en el que decenas de aspirantes quieren la candidatura y los líderes han elaborado reglas complejas que dejan insatisfechos a muchos. Ya tres importantes aspirantes a la candidatura se han bajado del proceso. El senador Germán Martínez Cázares se quejó de que la obligación de obtener 150 mil firmas colocaría a los aspirantes en manos de los “padroneros”, los organizadores políticos que venden firmas. La senadora Lilly Téllez afirmó: “A dos meses de definir el ganador, no hay árbitro, lineamientos técnicos, ni procedimientos delimitados”. Mauricio Vila se retiró, pero no en protesta por las reglas, sino porque dijo que tiene muchos pendientes como gobernador de Yucatán y la contienda presidencial requiere de un candidato de tiempo completo.

El retiro de estos aspirantes no significa el fracaso de un proceso en el que quedan muchos. En una encuesta publicada por El Financiero el 28 de junio Santiago Creel y Xóchitl Gálvez aparecían en primer lugar de la oposición con 11% de respaldo cada uno. Lilly Téllez estaba en tercero, con 10%, pero esto significa un empate virtual. Detrás venían los priistas Enrique de la Madrid, con 8%, y Claudia Ruiz Massieu, con 7%. También Miguel Ángel Mancera del PRD tenía 7%. El nutrido campo de “otros” representa 6% de la intención del voto.

Las encuestas sugieren que cualquier candidato de Morena derrotaría a la oposición. Claudia Sheinbaum mantiene su ventaja, mientras que Marcelo Ebrard es el único contendiente serio. El apoyo de ambos se debe en buena medida a la popularidad del presidente, que se traduce en un respaldo a quienes se ven como sus favoritos. También es cierto, empero, que los principales candidatos de Morena han estado en campaña desde hace meses o años; sus puestos en el gobierno les daban una plataforma de promoción de la que carecían los miembros de la oposición. Conforme se vayan dando a conocer los candidatos opositores, sin embargo, es lógico esperar que se cierre la contienda.

Limitaciones a los tiempos

Ciro Murayama, exconsejero del Instituto Nacional Electoral (INE), ha cuestionado las campañas anticipadas de Morena, pero también las de la alianza opositora: “Las precampañas deben iniciar en noviembre, no antes. Ni el gobierno ni esta oposición respetan las reglas de la disputa por el poder”. Sin embargo, ni siquiera el INE de Lorenzo Córdova y Murayama habría podido sancionar a todos los partidos y todos los aspirantes. Hoy, con un INE mucho más cercano al gobierno, no hay ninguna posibilidad. Si la oposición no se adelanta a los tiempos legales, como Morena, se volverá irrelevante.

Las limitaciones a los tiempos de campaña son producto de la reforma electoral de 2007 que impulsó López Obrador con su operador Pablo Gómez. Hoy es imposible aplicarlas por la decisión del propio presidente de violar las reglas. Nadie podrá ya prohibir a los políticos hacer política. Bienvenidos a las campañas permanentes, como en Estados Unidos.