Los de la cuatroté andan dándose baños de pureza a domicilio, pero ese cuento de que son distintos envejeció muy mal.
¿Se acuerdan ustedes cuando estaba en campaña el entonces candidato a la presidencia y ahora expresidente? Una de sus propagandas decía: “No nos van a volver a dar frijol con gorgojo; se pasaron de listos, usan el dinero para comprar lealtades; engañan y trafican con la pobreza de la gente. Son los mismos, fulanos y menganos, puercos y cochinos, cerdos y marranos”.
Dicen que no son iguales, pero ahí están las zarinas de Morena, caracterizadas por sus excesos, o la guerrera del amor, Irma Eréndira Sandoval, cuando le encontraron a ella y su marido, John Ackerman, ¡seis casas que habían comprado de contado con sueldo de maestros!
Todo eso sucedía mientras a Manuel Bartlett, extitular de la CFE, también se le encontraron ¡23 casas y dos empresas!
En esos años también se destapó el caso de Ana Gabriela Guevara con su discurso espectacular de cara a los medios: “Todo lo que gano me lo trago, me lo unto y me lo visto como me da mi chingada gana”.
Esa fue su defensa cuando se le acusó del desvío de 600 millones de pesos de la Comisión Nacional del Deporte. Pero cuando unas atletas denunciaron que no las apoyaban para poder acudir a las competencias les contestó que si querían podían ponerse a vender calzones para sufragar sus gastos.
Después de todos esos escándalos sigue sin pasar nada, absolutamente nada, como en los viejos tiempos en que “el PRI robaba más”.

