¡Ah, muchachos! Nuevamente llegamos a ese ritual anual donde reaparece mi frase conocida ya por todos ustedes: “Si están leyendo esto, es porque lograron sobrevivir a este año”.
Y no es para menos: 2025 fue —como los interminables años previos— una calamidad que nos deja rendidos y agotados. Entre el regreso de Donald Trump y su patético autoritarismo (sí, apenas llevamos diez meses de eso); la brutalidad y miseria interminable en Gaza, Sudán y Ucrania; desastres naturales sin precedentes en Los Ángeles (incendios), Pakistán (inundaciones) y México (también inundaciones); y el surgimiento de redes sociales saturadas de basura creada por Inteligencia Artificial (IA)… Debo repetirlo: ¡no hay pinche tregua, señores!
Pero no todo fue oscuridad y lamento. 2025 también tuvo sus momentos luminosos que nos devuelven —brevemente— la esperanza en la humanidad. Así que, como manda la tradición de esta columna, aquí van cinco luces en el abismo para darnos ánimo rumbo a la próxima vuelta al Sol.
Construir
1. Xenotrasplante de órganos Para aquellos que piensen entrarle con vigor y disciplina al Maratón Guadalupe-Reyes les tengo una buena noticia: en octubre se reveló en China que por primera vez se logró trasplantar de manera exitosa el hígado de un cerdo (modificado genéticamente) a un ser humano. Esta persona pudo vivir 38 días (de un total de 171) con el órgano del cochino dentro de su cuerpo. Yo no sé ustedes, pero como gran aficionado a la bebida a punto de cumplir 40 años esta noticia me llena de inmensa felicidad por mi futuro. ¡Salud por la ciencia!
2. Energías renovables Digan lo que quieran del calentamiento global, pero la abrumante evidencia vuelve innegable que nuestra especie ha desmadrado el clima de nuestro planeta, causando cada vez más fenómenos climáticos extremos (inundaciones masivas, incendios imparables, huracanes monstruosos). La buena noticia es que por primera vez en la historia la generación eléctrica mundial con energías renovables (solar + eólica) logró superar a la energía producida con carbón. Crean lo que quieran sobre el cambio climático… pero todo es mejor que seguir escupiendo toneladas de humo a la atmósfera. ¡Enhorabuena!
3. Posibles marcianos Bien lo preguntó David Bowie hace más de 50 años y como guiño cósmico. En febrero la NASA anunció uno de los hallazgos más intrigantes: el rover Perseverance detectó compuestos orgánicos complejos —moléculas con base en carbono— en rocas antiguas donde alguna vez fluyó un río marciano. No es evidencia de vida en Marte… pero tampoco es lo contrario. Falta poder regresar estas muestras a la Tierra para analizarlas de manera rigurosa y quizá, por fin, poder responderle al señor Bowie esa pregunta que nos ha intrigado por más de medio siglo.
4. Amazonia espacial Ya que andamos en el espacio sideral, no podemos olvidar que hace apenas un par de semanas la empresa Blue Origin, del multimillonario Jeff Bezos, logró lanzar y volver a aterrizar (para una futura reutilización) su cohete New Glenn, que llevaba dos satélites de la NASA hacia Marte. Con esto la empresa de Bezos se une al exclusivo club que hasta hace poco solo integraba el magnate Elon Musk, marcando un avance clave en reutilización espacial para el eventual regreso a la Luna y al más allá.
5. ¡Viva el amor! Y por si fuera poco… ¡me casé! Sí señores: después de 38 años de intenso nihilismo, excesos inconfesables, crisis existenciales y decenas de columnas pesimistas sobre la miseria global decidí cometer el acto más radical que puede hacer un adulto contemporáneo: creer en el amor. El pasado 15 de noviembre contraje nupcias con el amor de mi vida, un acontecimiento que —sin exagerar— representa uno de los avances más improbables de la humanidad moderna.
Así que ahí lo tienen: en un planeta donde todo se desmorona, que dos personas aún quieran construir algo juntos debería contar como un milagro estadístico. Y ya con eso, 2025 no fue un año perdido.

