¡La felicidad!
No existe palabra
con más acepciones;
cada uno la entiende
a su manera.
Cecilia Bohl de Faber
La felicidad es un tema complejo; hay personas que creen que viene de afuera mientras otros dictan todo lo contrario: la felicidad viene desde adentro. Si bien ambos lados son válidos, sigue existiendo un gran debate sobre de dónde viene.
En los últimos años algunos investigadores se han inclinado por una visión bidireccional, sugiriendo que una combinación de factores individuales y sociales es clave para alcanzar la satisfacción en ámbitos como el trabajo y las relaciones sentimentales.
Sin embargo, según la reciente publicación de Emorie D. Beck y sus colegas en Nature Human Behaviour, un enfoque que aparentemente abarca todas las opciones no es suficiente para captar plenamente lo que influye en la felicidad. En cambio, el equipo menciona que no existe una respuesta única para todos y que, de hecho, los factores que impulsan la felicidad ya sean internos, externos, ambos o ninguno son profundamente individuales.
El análisis del equipo se basó en las respuestas de 40 mil participantes de cinco importantes estudios longitudinales realizados en Alemania, Reino Unido, Suiza, Australia y Países Bajos.
Estos conjuntos de datos incluían tanto evaluaciones generales de la satisfacción con la vida como preguntas más detalladas sobre el grado de satisfacción de las personas con aspectos específicos como la salud, los ingresos, la vivienda, el tiempo libre y el trabajo. En lugar de confirmar la idea de que la felicidad fluye en ambas direcciones y que nuestra sensación de satisfacción con la vida determina cómo nos sentimos respecto de áreas específicas como el trabajo o las relaciones, y que la satisfacción en esas áreas, a su vez, influye en nuestra felicidad general, el estudio descubrió algo mucho más complejo y personal.
Ser flexibles
De acuerdo con los resultados de la investigación solo alrededor de una cuarta parte de las personas mostraron este tipo de influencia bidireccional. El resto tendía a experimentar la felicidad fluyendo principalmente en una dirección: ya fuera desde su perspectiva general, que influía en cómo se sentían respecto de diferentes aspectos de sus vidas, o desde la calidad de ámbitos específicos de la vida, que determinaba cómo se sentían en general.
Incluso entre aquellos cuya felicidad estaba determinada tanto por su vida interna como por sus circunstancias externas el equilibrio rara vez era igual.
En conjunto, los resultados sugieren que no existe una fórmula única para la felicidad y que es necesario adoptar un enfoque más personalizado para investigarla o perseguirla.
Para algunas personas los cambios prácticos, como tener una mejor casa o un trabajo más flexible, podrían marcar una gran diferencia. Para otras el apoyo a la salud o las intervenciones destinadas a aumentar la resiliencia podrían ser más eficaces. Sin embargo, si estas vertientes no se juntan con la idea de cada persona sobre la felicidad es poco probable que tengan éxito.
Al final, si la felicidad proviene de nuestro interior, del mundo que nos rodea o de ambos no es tan relevante: lo que más importa es tratar de ser flexibles y comprender qué hace feliz a cada persona, en lugar de tratar de medir la felicidad de todos bajo las mismas suposiciones.
Y a ti ¿qué te hace feliz?